—¡Rachel, apresúrate! —Jacqueline exclamó—. ¡Ya llegaron!
—¡Ya termino! —Salió, segundos después, de su habitación—. ¿Qué te sucede que, de pronto, tienes tanto interés en verle? —Arregló un volado de su vestido amarillo claro.
—¡Oh, Rachel; nunca comprenderías mi parte pirata!
—Creo que no. ¿Y por qué estás tan segura de que hablaron con mi hermano?
—Porque, de otra forma, no nos hubiésemos quedado a solas con ellos en tu fiesta. Y antes de eso, tío Claude me preguntó si Janick me agradaba y, luego, esto. Es más que sospechoso.
—¡Qué bueno! —Rachel saltó feliz—. ¡Entonces, Erick sí piensa casarse conmigo!
—Eso temo —habló mordaz, mientras, se dirigían a las escaleras.
—¡Oh, no empieces! —Le dio una palmadita en el hombro, pues, ya comenzaba a habituarse a los morbosos comentarios de la Baronesa—. Además, bien que te besas y abrazas a Blaze tanto como él a ti; así que ya reconoce que todo este tiempo, le has echado de menos, y que lo aprecias tanto como yo a mi Erick.
—Jamás dije que no extrañara ni que no apreciara; pero, tú te refieres a otra cosa...
—¡Por supuesto que sí; a lo más hermoso de este mundo; el amor!
—Pues, quizás, tú desees difundir tu amor, yo no.
—Entonces, sí lo amas —observó pícara.
—Yo no dije algo así.
—¿No? —Miró de soslayo; Jacqueline la detuvo.
—Rachel, no digas nada a nadie, por favor.
—¿Por qué no se lo dices?
—Porque yo sé cómo son. Y Janick... me desea, mas, nunca me ha hablado de amor.
—Está bien. Solo si me cuentas qué se siente cuando te besan con tanta pasión, como Blaze.
—¿Erick Jones todavía no te ha besado así? ¡Vaya con el hombre! —Rió—. Te lo diré más tarde, ahora, vayamos; no quiero hacerlos esperar.
—¿Pero...?
—¿No estás ansiosa por verle? —Bajó veloz los peldaños.
—¡Jacqueline, espera! —Trató de alcanzarla, mas, la muchacha ya había llegado al piso inferior y, al no ver a nadie en la entrada, supuso que estarían en la sala de estar, así que fue hacia allí. Se había esmerado mucho en realzar su cabello, después de todo, ese era su fuerte, de otra manera él no la hubiera apodado "Jolly Rogers", refiriéndose no solo a su carácter. Así que, se puso una camisa blanca de seda con mangas generosamente abullonadas y un escote lo suficientemente insinuante, pero, no escandaloso; encima, un vestido escarlata sin mangas cuyo cuello calzaba perfectamente con el de la camisa. Su cabello quedaba prácticamente suelto salvo por dos mechones sujetos por unas hebillas de plata labrada a cada lado de su cabeza. Ahora, sólo debía ingresar y ser toda una dama. Justo en ese momento, Claude abrió la puerta cediéndole el paso a su esposa.
—Voy por los niños y a ver porqué se tardan tanto estas muchachas. Mis disculpas, caballeros. ¡Ah, Jacqueline! ¿Y Rachel?
—Venía detrás de mí; debe estar por...
—¡Jacqueline...! —la joven Marquesa exclamó al llegar a los pies de la escalinata, deteniéndose al ver a su hermano y cuñada, pues, ya no podía reclamarle respuesta alguna—. Aquí... estás.
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El Legado del Capitán Rooth
RomanceJacqueline Renoir, es una niña que desconoce sus verdaderos orígenes, no conoce a su madre ni siquiera en alguna pintura y se rumorea que su padre no es tal. Criada entre la indiferencia y el odio, de su padre, el Barón Renoir, y de una sociedad de...