Capítulo 27. Inestabilidad. (Parte 1)

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   —Buenas noches, Count Blaze.

   —Buenas noches, Omer. ¿Podría anunciar a la Baronesa que la aguardo? Dígale que necesito hablarle con urgencia. —Le entregó su capa y su tricornio.

   —En seguida, señor. Si gusta, el Marqués está en su estudio junto a señor Jones.

   —Gracias. —Se dirigió hacia allí donde, casualmente, Jones comentaba al Marqués su preocupación sobre el comportamiento de Jacqueline.

   —No sé qué decir. Hay que ver que es muy joven y... fácilmente puede confundirse —la excusaba su tío.

   —Lo sé, Claude. Pero, no hablamos de una jovencita que se crió en un claustro. Ella conoce cómo es la vida y Janick no se irá sin ella.

   —¿Y yo qué puedo hacer, Erick? —Suspiró agobiado—. Si prohíbo que se vea con este joven, Renoir vendrá por ella. Ya ha visto de lo que es capaz... ¡Adelante! —autorizó ante el golpe de la puerta, recibiendo con sorpresa a Blaze.

   —Buenas noches, Marqués; Erick.

   —Hola —saludó su amigo estudiándolo; no sabía porqué, mas, le daba la sensación de que andaba de malas.

   —Qué sorpresa, Blaze.

   —Siento no haber avisado mi visita; pero, necesito hablar a solas con Jacqueline.

   —¿Algún problema? —Erick inquirió.

   —Es lo que quisiera saber. —Se obligó a sonreírle.

   —Bueno... si gusta, puede aguardarla en la biblioteca, nadie los molestará. ¿Lo acompaña, Erick?

   —Sí, claro. Vamos, Janick. —Salieron del estudio rumbo a las escaleras que empezaron a ascender—. ¿Qué sucede?

   —¿Qué va a suceder? ¡Ese desgraciado de François! Andrè los vio besándose a un lado del camino.

   —¿Bes...?

   —¡Sí; lo que oíste!

   —¡Oh, diablos! ¿Cómo pudo ella hacer algo así?

   —Es lo que voy a averiguar así me quede con sus orejas en mi mano.

   —¿No irás a golpearla, no?

   —¡Erick, puedo ser bruto y rudo, pero, jamás se me dio por trompear a una mujer! Y... menos, a ella. —Llegaron al descanso.

   —¡Janick! —voceó desde la planta baja la sonriente Baronesa y subió prácticamente corriendo cuando él giró—. ¡Mi amor; qué bueno verte! —Se echó a sus brazos y lo besó, mas, lo notó tenso.

   —Bueno... ya sabes dónde queda la biblioteca —Erick se despidió viendo de reojo antes de dirigirse a su alcoba.

   —Gracias, Erick.

   —¿Janick... pasa algo? ¿Hay algún problema?

—Ven. —La sujetó de la mano conduciéndola—. Necesito hablar.

   —¿Sucedió algo? —insistió preocupada—. ¿Es Paul? ¿Joey? ¿Alguno de los muchachos? —Entraron al recinto—. ¡Janick, respóndeme, por favor, o moriré de angustia!

   —Todos están bien, sirena. —Cerró la puerta—. Todos, excepto nosotros. —Jacqueline lo miró extrañada.

   —¿Qué... quieres decir?

   —Tú sabes. —Hizo una pausa—. Dime... ¿qué hacías, esta tarde, cerca de "Point de Vue" con François? —Se acercó a ella.

   —Nada... Solo paseábamos.

El Legado del Capitán RoothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora