Tomó la boca de (él) en un beso dominante, queriéndolo todo del hombre, necesitando saber que él no le negaría nada. En respuesta, ofreció a su compañero su corazón y alma, y también su cuerpo.
(Bailey Bradford)* * *
El viaje desde la aldea de la Manada Lightwood hasta la Bane, estuvo cargado de miradas cómplices, besos robados, sonrisas, y un sofocante aroma de la excitación y necesidad de los cuerpos -y los lobos- de ambos.
Únicos.
Magnus y Alec.
Magnus iba manejando, ya que era a su manada a la cual se dirigían. Tras ellos, en su propio auto, iban a Catarina y Ragnor.
-¿Tienes pensado ya un lugar? -preguntó Magnus, recordando la promesa de unas vacaciones juntos, sintiendo el deseo y la necesidad arder en su cuerpo. Su mirada fija en la carretera.
La imagen mental, enviada por Alec, y la caricia llegaron a la par.
Alec se había quitado el cinturón y se había inclinado hacia su Único. Su mano en su muslo, caliente y tentadora, bajando y subiendo...
Magnus se tensó, dividido entre la gran necesidad de retorcerse más hacia ese toque y ver por su seguridad y alejarse. -E-stoy ma-nejando -fue lo único que logró decir.
No vio la gran sonrisa de Alec, pero la sintió en su voz cuando habló: -No tienes que hacer nada, sigue manejando y disfruta -y con eso su mano resbaló hasta su entrepierna, acariciando la erección sobre la ropa, antes de forzar los botones y bajar el cierre, adentrando su mano.
-Uumm... -Magnus gimió, sus manos fuertemente apretadas sobre él volante-, si morimos... Ah... -la mano de Alec no se detuvo-, si morimos antes de... Ah, Alexander...
-¿Sí? -Alec preguntó, en tono juguetón, acercándose a su cuello, mordisqueando la piel-, ¿por qué sigues hablando? ¿no lo estoy haciendo bien?
Su mano retomó fuerza. Magnus gimió más fuerte, respiró profundo antes de hablar: -Si morimos antes de que me tomes, te vas a arrepentir.
Alec rió sobre la piel de Magnus, erizándola. Su mano dio una última caricia antes de que Magnus se corriera. El ojiazul dejó un beso en el cuello de Magnus antes de limpiar su mano con su lengua, provocando otro gemido de Magnus.
-No hagas eso.
Alec se rió. -¿Tienes con que limpiarte?
-Eh... -Magnus intentaba pensar de nuevo, todavía sufriendo espasmos, intentando seguir manejando-, creo que n-no...
-Yo lo hago entonces -Magnus no tuvo tiempo de reaccionar cuando Alec ya se había acomodado hasta tener su boca justo ahí. Lo hizo, con una sonrisa, lo limpio con su lengua, y besos.
Lo limpió y...
-Estoy duro otra vez -gimió Magnus, Alec se rió con un "Yo también".
* * *
En la manada Bane los recibió Raphael, junto con Simon. Ragnor sonrió a Raphael antes de pedirle llamar a todos.
Magnus lo anunció directamente: -Él es Alexander Lightwood, mi Único, mi compañero predestinado. Es alfa también, el único modo de seguir así, sería mantener ambas manadas separadas, pero saben que yo no podría ya alejarme de él, estoy considerando unirlas. Pero eso será algo que decidamos juntos. Por ahora, y para siempre, pido respeto, fidelidad, y protección para él, la misma que me han dado a mí.
Todos asintieron, felices por su alfa.
-Vamos a estar un par de semanas fuera -no hizo falta aclarar para qué-, Cat y Ragnor quedan al frente de la manada. Al volver les informaré de nuestra decisión. Llámenme sólo si es de vida o muerte -todos rieron-, es en serio. Tengan cuidado.
Con eso se despidieron. Esta vez fue Alec quien manejó.
-Vamos a mi casa del lago -le informó.
-No manejes tan rápido.
-Muero por enterrarme profundamente dentro de ti -la voz de Alec había cambiado-, marcarte de ambas formas, correrme dentro de tu cuerpo, y morderte, dejarle claro al mundo que eres mío.
Después de eso, Magnus no volvió a pedir bajar la velocidad.
Él también moría por eso.
CONTINUARÁ...
Como esta semana wattpad anduvo horrible, ya ni pregunté de qué quieren maratón. Creo que será de Radio Amor, que me habían pedido, y alguna otra, ¿cuál quieren?
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Mi único (Malec Mpreg)
Fanfiction[TERMINADA] Alexander Lightwood era el alfa de su manada. Respetado alfa. Siempre correcto. Nada podía salir mal, a menos que su Único, su Compañero, aquel a quien su destino lo ataba fuera un hombre. Y no cualquiera, sino Magnus Bane.