14. Promesas

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Soñaba con un lugar al cual pertenecer. Él nunca había tenido uno, pero siempre había pensado que lo tendría cuando conociera a su compañero.
(Eden Cole)

* * *

Habían pasado más tiempo como lobos que como humanos.

Caminando y corriendo lado a lado, Magnus protegiendo a su Único en todo momento, mientras Alec buscaba el olor de su hermanito.

Siempre en contacto, una caricia cálida con el hocico, a veces Magnus corría y chocaba contra Alec a propósito, sacando una risa lobuna de su compañero.

En su mente sonaba la risa de Alec.

Magnus esperaba con todo su corazón encontrar pronto a Max y escuchar esa risa en voz alta, ver los labios de Alec curvarse, su garganta exponerse al reír. Él deseaba a su Único pero también quería verlo feliz. El vínculo entre únicos era fuertemente físico, pero también de alma y corazón.

Alec que siempre había sido frío y distante, se había acostumbrado con sólo una noche al calor de su Único. Dormir contra él cada noche, ya sea acurrucado contra un cálido cuerpo humano mientras él, como lobo, se mantenía alerta, o los dos lobos, sus pelajes acariciándose, sus narices frotándose, y esos intensos ojos mirándose, pareciendo ver más allá de sus cuerpos, hasta el alma. El verde dorado y el azul encontrándose al despertar y antes de dormir, como si fuera algo vital.

Sólo una vez habían parado en una aldea, y dormido como ellos mismos, sus cuerpos humanos entrelazados en una pequeña cama, dos corazones fuertes latiendo a un mismo ritmo.

Había pasado ya más de una semana, habían recorrido grandes distancias, escuchando los aullidos de sus manadas, el canto triste cada noche.

Todavía nada.

"¿Puedes mostrarme su olor?", preguntó Magnus una noche antes de dormir, "Recuerda su aroma, y transmítelo hasta mí, puedo ayudarte más así".

Los ojos azules del lobo miraron a los verde dorado del humano, acerco su rostro al pecho cálido, a la piel suave, acariciando con su pelaje negro, y lo hizo, le mostró el olor de su hermanito.

El lobo ojiazul lloró esa noche y Magnus se prometió hacer hasta lo imposible por encontrar ese olor.

Cuando Alec cayó profundamente dormido, Magnus salió de debajo del gran lobo, estiró sus miembros antes de transformarse.

Esa noche él iba a encontrar al pequeño Lightwood.

Dio una última mirada al lobo negro, gimió suavemente una despedida, y corrió con la luna como testigo.


CONTINUARÁ...

definitivamente amo describirlos de lobos 😍

hey aquí! alguien me pidió doble actualización de esta historia 🙈 la verdad esta semana no puedo, pero la siguiente haré mini maratón de las dos que más me pidan 🙌 *no las que escribo con Sabry porque no puedo disponer de su tiempo así como así*, entonces dejen sus propuestas 🙌

Mi único (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora