50. Final

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Esperaré por ti lo que sea necesario, vamos a ir juntos, porque no puedo imaginar otro paso sin ti, no puedo imaginarte no estando a mi lado. No es correcto tú y yo no estando juntos.
(T.J.K.)

* * *

Alec había despertado junto al cuerpo de su amado Único.

Sus mejillas seguían húmedas y con marcas de lágrimas ya secas.

"Lo daría todo por ti. Lo sabes, ¿cierto, mi amor? Él día que llegaste a mí, mi corazón estaba acelerado, pensé que era por el miedo, por los nervios al estar cometiendo el peor error de mi vida. Pero era por ti, mi corazón te estaba sintiendo a ti, el aullido del tuyo me llamaba. Nunca pensé que yo tendría un Único, que realmente había un alma predestinada para mí, pero entonces tú llegaste y me atrapaste con esos hermosos ojos verde dorado. Verte, Magnus, le dio sentido a mi vida. Conocerte es para lo que yo nací. La vida me concedió dos milagros, me dio un Único, y te dio la oportunidad de darme dos hermosos hijos. Te amo, Magnus Bane, como nunca pensé que llegaría a amar. Ese día me rescataste de arruinar mi vida, vuelve y rescátame de la muerte en vida, porque sin ti yo no puedo vivir."

No lo dijo en voz alta, no hacía falta. Magnus lo escuchaba, tenía que hacerlo. Magnus seguía ahí, a pesar del tiempo.

"Siento no haberlo hecho por ti, siento no haber llegado a tiempo para rescatarte también. Siento haberte fallado, mi amor."

-Despierta, Magnus. Por mí, por ti, por ellos.

Un toquido en la puerta que Alec había cerrado con seguro. Era lo único que lo apartaba del infierno, cuando esa puerta se abriera, su mundo iba a acabarse.

-¡Alexander! -se escuchó del otro lado la voz de Catarina-. Abre, por favor, ya es tiempo.

-¿Alec? -era Izzy-. Estás ahí desde ayer. Tú y los bebés necesitan comer.

-¿Alec? -Jace seguía ahí también-. Estamos aquí, hermano, contigo, pero tienes que salir.

Sabía, por el latido de sus corazones y sus olores, que Raphael y Ragnor también estaban ahí, pero ellos no dijeron nada.

Alec tomó a sus dos hijos, que despertaron cuando los apartó del cuerpo de Magnus. No lloraron porque reconocieron a su otro padre, pero lo miraron sorprendidos.

-¿Papi? -preguntó Rafa. Aquellos ojitos idénticos a los de Magnus haciendo todo más difícil.

Alec asintió. Presionó sus labios, tratando de contener más lágrimas. -Vamos a darle un beso a papi y dejarlo descansar.

Él no dijo "Decir adiós", nunca le dirían adiós.

Dejó a sus hijos, a Max y Rafa, besar el rostro de Magnus, tomar con sus manitas las mejillas de su Único.

Y luego los bajó. -Abran a tía Izzy.

Ellos se tomaron de la mano y corrieron, tanto como podían, a intentar abrir la puerta.

Alec sólo quería tiempo, un último momento a solas con su Único. Alec cerró los ojos y besó la frente de Magnus. Sus manos acariciando sus sienes, su cabello. Habló con los labios pegados a su piel.

-Te amo, Magnus, cada segundo contigo valió la pena. Dejarte ir es lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida. Tú sabes, tienes que saber, que si no fuera por Rafa y Max, yo te seguiría, pero espérame. Espera por mí en la otra vida, porque la muerte no va a acabar con lo que siento por ti. Sólo...

"Espérame".

Su voz se rompió y la última palabra fue sólo para ellos.

Al otro lado de la puerta estaban Ragnor y Raphael abrazados.

Izzy y Jace lo miraban preocupados. Él negó y señaló y sus hijos. El "Cuídenlos" implícito.

Ya iba corriendo por los pasillos de la casa, arrancándose la ropa. Necesitaba ser fuerte y así no podía.

Sus huesos tronaron mientras el lobo salía a la superficie.

Corrió y corrió, tan rápido como podía, sus patas golpeando la tierra. Con los ojos cerrados, concentrado en el latido que pronto se detendría pero él recordaría siempre.

"No puedo. No puedo. No puedo. No puedo dejarte ir".

Su propio corazón gritaba que volviera, que volviera a recuperar a su Único.

* * *

Izzy y Jace habían querido tomar a Max y Rafa, pero los niños no lo permitieron. Y tampoco dejaron que se los llevaran.

Ragnor estaba llorando en brazos de su Único. Raphael lo sostenía aunque le dolía tanto como a él.

Catarina cerró los ojos, sabía lo que estaba haciendo, pero no podía verlo. No quería. -Te amo, te amamos, Mags, y por eso te dejamos descansar.

Catarina lo desconectó.

El aullido desgarrador del lobo alfa, del gran lobo ojiazul, se escuchó cada vez más cerca.

Max comenzó a llorar.

El "¡Papi!" de Rafa hizo a Catarina abrir los ojos, segura de que Alec necesitaría otro sedante.

El gran lobo ojiazul entró a la habitación.

Rafa estaba mirando a su padre.

Max dejó de llorar.



FIN

Falta el epílogo 💕🐺

Mi único (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora