34. Nombres

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Lo supe cuando te conocí, cuando levanté la mirada y te vi por primera vez... Supe que eras tú. Simplemente lo supe. Estabas destinado a ser mío, a ser mi hombre.
(Mary Calmes)

* * *

[Dos semanas después]

POV MAGNUS

Despierto con un agradable cosquilleo en la parte baja de mi espalda, una sensación bastante conocida que me hace sonreír.

La lengua de Alexander arremolinándose en mi piel, delineando, probando, haciéndome gemir y arquearme contra él, buscando más. Para ese momento sus manos, esas enormes y fuertes manos, por supuesto, se aferran a mi cadera y me detienen suavemente.

"Con cuidado, Magnus".

Con un gruñido me dejo caer de nuevo sobre la cama. Con cuidado. Sintiendo mi vientre -ligeramente abultado ya- tocar una de las manos de Alexander y no el colchón. Su mano acaricia, deliciosamente piel sobre piel. Ambos sentimos los latidos de nuestros hijos.

Hijos. En plural.

Considerando que el embarazo durará sólo cinco meses y ya vamos por el primero, nuestros hijos ya han crecido un poco -lo que significa que estoy engordando-, y podemos sentir la vida dentro de mí.

Me hace sonreír lo cuidadoso y sobreprotector que mi Único se ha vuelto. Aunque extraño al pasional alfa que me marcó la primera vez.

"Magnus" con un gruñido se desliza hasta mi altura, el calor de su cuerpo contra el mío, aunque teniendo cuidado de no dejarme todo su peso encima. Una de sus manos sigue en mi vientre, la otra va subiendo con él, acariciando mi espalda, mi hombro, hasta que sus labios aterrizan en mi cuello, besando y después mordisqueando suavemente aquel lugar que es completamente suyo -como todo yo lo soy-.

POV ALEC

Sonrío contra su piel. Ya sea que me quería dejar ver sus pensamientos y sentimientos, o que el embarazo baja sus escudos, me encanta saber que sentimos exactamente lo mismo.

-Yo también soy tuyo -esta vez lo digo en voz alta-. Tú también puedes reclamarme y marcarme, ya sabes, aunque probablemente sea después de que nazcan los bebés.

-Uumm... -Magnus se gira hasta quedar sobre su espalda, buscando mis labios, un beso que es más bien el choque de dos sonrisas-. Eso suena bien, dame cuatro meses y vas a ser mío.

-Ya soy tuyo, tonto.

-Más te vale, Lightwood. O me voy con mis hijos.

-No bromees con eso, Magnus.

Y como no puedo golpearlo, ni de broma, le muestro mi molestia con besos y cosquillas.

"Basta, basta, era broma" él se está riendo tanto que ni puede hablar.

Amo ese sonido. Su risa.

Cuando sus ojos se abren, brillan tanto que me pierdo en ellos. Siempre fueron hermosos, desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez, pero ahora, ahora hay una luz especial en ese verde dorado.

Él me sonríe antes de besarme suavemente, todavía jadeando por la risa. -¿Has pensado nombres?

Me encojo de hombros. -Max quiere que uno de ellos se llame como él, si son niños, claro.

Magnus acaricia mis mejillas antes de asentir. -Me parece perfecto... -después muerde su labio antes de seguir-, yo tengo un segundo hombre, si son niños ambos.

Su expresión me hace sospechar. "¿Cuál es? ¿Y por qué tienes esa cara?".

Magnus se ríe e intenta salir de la cama.


CONTINUARÁ...

Mi único (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora