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Los hermanos entraron a una habitación que contenía todo tipo de trofeos y medallas en unas repisas bajo llave.


Además, encontraron una serie de recortes de periódicos que reseñaban las hazañas de Hugo 'El Vampiro' Montoya, el terror del cuadrilátero.


— El señor Hugo también fue boxeador... — susurró Maluma en asombro.


— No lo puedo creer... — dijo el otro.


— Maluma, creí haber sido bastante claro cuando te pedí que no entraras aquí... — recordó Hugo desde la puerta.


— Tiene razón, señor Hugo. Discúlpenos.


— ¿Por qué no nos dijo que usted también era boxeador? — preguntó Isaac.


— No me gusta hablar del tema...


— Pues tener una habitación con todos estos recuerdos no lo va a ayudar mucho...


— Durante mi juventud, fui uno de los boxeadores con mayor proyección en el mundo. Gané el campeonato cuatro veces consecutivas.


— ¿Y qué le ocurrió? — preguntó Maluma.


— Me tropecé torpemente entre las ligas al intentar bajar del cuadrilátero durante un entrenamiento. Sufrí una caída y todo el peso de mi cuerpo cayó sobre mi pierna.


— Ow, lo siento mucho, señor Hugo — lamentó el de barba.


— Tuve una fractura en la pierna. No pude volver a boxear nunca más. Por eso uso este bastón.


— Yo también lo siento mucho... — dijo Isaac.


— Por ello siento tanto afecto por ustedes y he querido ayudar a Maluma todo este tiempo. Ambos son jóvenes y boxeadores. Me recuerdan mucho a mí.


Los otros dos dieron un abrazo al mayor.


Entretanto, Sophia y Salvatore entraban al departamento de la chica. Venían de comprar algunas cosas en el supermercado.


Para sorpresa de ambos, el departamento estaba totalmente desordenado.


— ¡Entraron a robar! — exclamó la pelinegra.


Salvatore se acercó a un estante rápidamente.


— ¡Don Enzo se llevó los papeles!


— ¡Te lo dije, Salvatore!


— Ahora que no tenemos cómo chantajearlo. Nos va a eliminar.


— ¡Va a venir por nosotros!


— No si podemos evitarlo. Mañana huiremos a Europa y tendremos una nueva identidad para que don Enzo no pueda encontrarnos nunca.


— ¿Una nueva identidad? ¡Yo no voy a ir a ninguna parte! Si escapo, ese hombre puede hacerle daño a Dylan y esa no es la solución.


— Te equivocas, esa es la única solución que tenemos. Es eso, o lo peor.


— Esa es la única solución que tienes tú, porque yo tengo otra muchísimo más fácil.


— ¿Cuál?


El Guardaespaldas IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora