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Jeremy, sin darle importancia al refrán que el sobre rojo contenía, se dirigió rápidamente a ese gimnasio.

Y sí, encontró a Maluma.

— Vaya, vaya. Entonces es verdad — interrumpió el entrenamiento. — Los fantasmas del pasado han regresado.

— Lo mismo digo, señor Jeremy — respondió el chico. — Billy, déjame a solas con el señor Bieber, serán solo unos minutos. Luego retomamos el entrenamiento.

— Está bien, no te tardes — dijo el mayor antes de retirarse.

El chico se quitó los guantes y tomó una toalla antes de comenzar a secarse el rostro.

— Dígame señor Jeremy, ¿cómo está Justin? — preguntó Maluma.

— Está muy entusiasmado con Paulo y eso me tiene muy contento — respondió él. — Todo el daño que le hiciste le ha servido para tomar decisiones importantes en su vida.

— Yo también me alegro mucho por él. Ojalá ese chico sea el amor que tanto busca. Aunque a veces las personas no son lo que parecen... ¿O no es así, señor Jeremy?

— Tú lo has dicho. Por eso quiero pedirte un favor, Maluma. No te acerques a Justin — sugirió. — Ha estado lleno de resentimiento por mucho tiempo, y aunque tenga sus razones, no quiero ver a mi hijo lleno de odio por tu culpa.

— Lo lamento, señor Jeremy, pero regresé para quedarme.

— Maluma, basta, no tienes ni idea del dolor tan grande que siente un padre cuando su hijo sufre de esa manera.

— Sí, pero ahora regresé y mi opinión es firme.

— Justin quedó destrozado cuando tú lo abandonaste, se le destruyó el corazón y quedó decepcionado de la vida, pero con el apoyo de nosotros, sus padres, logramos recuperarlo.

— No puedo prometer nada.

— Él te buscó cuando te fuiste y no te encontró, entonces comenzó a salir con Paulo y la relación ha sido bastante sólida, de hecho, muy pronto comenzarán a vivir juntos.

Maluma abrió los ojos sorprendido.

— ¿A vivir juntos? — preguntó con el ceño fruncido. — ¿Usted se refiere a... vivir juntos... sin casarse?

— Exacto, pero muy pronto se casarán, eso tenlo por seguro. Así que no tienes nada que buscar aquí.

— Espere, ¿Justin no está casado? — insistió.

— ¿Tienes problemas auditivos? No, Justin no está casado — afirmó el hombre.

— Eso era todo lo que quería escuchar — sonrió levemente. — Muchas gracias, señor Jeremy.

Jeremy, sin desearlo, le dio a Maluma una gran esperanza.

Justin le mintió, no estaba casado todavía con Paulo, ni siquiera vivían juntos, y ahora que lo sabía, el boxeador estaba dispuesto a todo para recuperarlo.

El Guardaespaldas IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora