Días después...
— No, mejor no... ¿Y si está dormido? — preguntó Justin con el celular en sus manos.
— No importa, lo despertamos — dijo Dylan a su lado.
— Eres maldad pura, Dylan.
— Porque me parezco a ti, eso dice mi abuela.
— ¿Ah, sí? Bueno, te voy a responsabilizar a ti. Le diré que lo estoy llamando porque tú quieres hablar con él.
— ¡Está bien! ¡Hazlo ya!
El rubio admiró el número en la pantalla unos segundos y finalmente decidió marcarlo.
— Maluma, ¿cómo estás?
— Mejor no te respondo esa pregunta, Jus... — dijo sin mucho ánimo. — Mejor dime cómo estás tú y cómo está Dylan.
— Estamos bien, Dylan está a mi lado intentando quitarme el celular porque quiere hablar contigo, ¿tú quieres hablar con él?
— Por supuesto.
— ¡Hola, Maluma! — dijo Dylan. — Solo quería decirte que te quiero mucho...
Y fue allí cuando el latino volvió a sonreír después de mucho tiempo.
— Yo también te quiero muchísimo, al igual que a tu papá.
— Vayamos los tres a Central Park, por favor.
— No lo sé... — dudó.
— No le puedes decir que no a un niño...
— Está bien, Dylan — sonrió. — Me convenciste.
— ¡Genial!
Tal y como habían acordado, padre e hijo se encontraron con el chico en Central Park, Dylan corría de un lado al otro.
Aunque Maluma solo miraba hacia el infinito con la mirada perdida desde una banca.
— Maluma, quita esa cara — suplicó Justin a su lado. — Sé que en estos momentos no tienes ánimo para bailar rock & roll, pero al menos intenta sonreír un poco.
— No puedo, la única imagen que tengo en mi cabeza es la de esas portadas llamándome dopado. Además, todas las personas se me quedan mirando en la calle.
— Sí, pero tú no eres un dopado, así el mundo diga lo contrario.
— Hasta Billy, mi propio entrenador todo este tiempo, mintió para hundirme. Quiero matarlo con mis propias manos.
— ¡Hey! — apuntó con su dedo. — Escúchame, Maluma. Tú no vas a hacer eso. La violencia nunca es la solución.
— Está bien... — prometió.
Ahora el latino admiraba al pequeño rubio mientras este jugueteaba por todo el lugar.
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El Guardaespaldas III
FanfictieCinco años han pasado desde que Justin Bieber se mudara a Nueva York, ahora, convertido en un genio publicitario de Calvin Klein, comenzará a hacer, de manera inesperada, lo que nunca quiso: Trabajar también junto a su padre en la joyería familiar. ...