14

912 49 12
                                    

Con las limonadas en la mesa, los tres jóvenes continuaban hablando.

— Sophia y yo estudiamos publicidad juntos en Londres — explicaba Shawn a Justin.

— ¿Y ustedes cómo se conocieron? — preguntó Sophia.

— También en Londres, hace dos años — recordó el rubio. — Estaba dando una conferencia sobre publicidad y Shawn era uno de los oyentes.

— Al finalizar le pregunté tantas cosas que terminamos en un restaurante comiendo papas fritas — carcajeó el rizado.

— Y luego descubrimos que éramos hijos de familias rivales... — continuaba Justin.

— Oh, al mejor estilo de Romeo y Julieta — bromeó Sophia.

— Algo así, pero nuestra amistad no se han visto afectada por eso — explicó el rubio.

— Ni siquiera porque preferí trabajar con los Bieber — dijo Shawn.

— ¿Estás trabajando con la competencia? Tus padres deben estar contentos — dijo a manera de sarcasmo.

— Entonces Dylan nació de una inseminación artificial... — cambió Shawn de tema. — Yo siempre pensé que había sido adoptado.

— Pues no, nunca me lo preguntaste — gruñó Justin. — ¿Y tú? ¿Te casaste? — preguntó a Sophia.

— No, no me casé, ni tuve más hijos. Lo único interesante en mi vida, aparte de alquilar mi vientre para poder pagar mis estudios, han sido mis logros profesionales. Entonces, se puede decir que gracias a Justin conocí a Shawn.

— Es algo curioso que los tres estemos relacionados de alguna manera pero nunca lo supiéramos — dijo el rubio.

— Voy a pagar la cuenta — avisó Shawn dirigiéndose al mostrador.

— Y... Maluma... ¿regresó? — preguntó Sophia tímidamente.

— Sí, hace poco, pero por favor, no le comentes a nadie sobre Maluma, ni siquiera Shawn.

— ¿Por qué? Él es el verdadero padre de Dylan. Fue alguien importante en tu vida.

— Exacto, lo fue. No quiero que nadie me trate con lástima porque me abandonó. No lo soportaría.

— No te preocupes, cuenta con ello.

— ¿Y te ha dicho por qué te dejó?

— Todavía no. Si llegas a verlo, no le digas que Dylan es su hijo. Por favor.

— Tranquilo. No ocurrirá.

— Siempre te estaré agradecido, Sophia. Dylan es lo más importante de mi vida.

— Por cierto, se nos pasó el tiempo hablando y todavía no me has dicho nada sobre Dylan.

— Es un niño maravilloso, sano, hermoso y muy inteligente — sonrió. — Sus maestras dicen que es muy avanzado para su edad. Un poco tímido, de hecho, solo tiene un amigo.

El Guardaespaldas IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora