30

640 39 28
                                    

Una semana después...


Justin había salido del hospital, así que ahora se mantenía en pie gracias a dos muletas, las cuales tendría que usar por un tiempo ya que la mayor parte de su cuerpo aún no se encuentra estable por la herida.


— No creas que porque saliste del hospital vas a hacer lo que quieras... — advirtió Pattie. — Así que, por favor, te quedas tranquilo y descansas.


— Yo estoy bien... — insistía Justin desde el sofá. — Solo fue una tontería.


— Una tontería que por poco no cuentas... — le recordó. — Pasan los años pero sigues siendo igual de terco.


— Me voy a portar bien y descansaré — suspiró pensativo. — Lo prometo...


— ¿Qué te pasa? — preguntó Pattie. — Sabes que puedes confiar en mí.


— Arriesgué mi vida para salvar la de Maluma. No me importó nada, ni lo dudé un segundo. Solo lo hice. Me aterra saber por qué.


— Lo hiciste por instinto, no pienses más en eso. Ahora debes descansar.


— Tampoco puedo dejar de pensar que si estoy herido es porque me atravesé en la dirección de la bala, pero ese disparo no iba hacia mí...


— ¿Estás insinuando que alguien quiere matar a Maluma?


— Sí, pero no sé quién, ni por qué.


— No pienses en eso... — dijo la mujer tomando su bolso. — Me tengo que ir, pero recuerda q...


— Sí, mamá... — interrumpió su hijo. — Ya sé que tengo que descansar... — bufó. — Luego hablamos, un beso.


Su madre se marchó del lugar, pero solo un minuto después, el timbre sonó y el rubio tomó las muletas a su lado, apoyándose en ellas hasta abrir la puerta.


— Lo último que recuerdo es que te pedí que te alejaras de mí...


— Tranquilo, no te preocupes — dijo Maluma. — Sé que estás solo. Tengo algo de tiempo esperando que tu mamá saliera para subir.


— ¿Ahora también me espías? — preguntó. — ¿Qué te trae por aquí?


— ¿Cómo te sientes? Te veo mejor — sonrió. — Se nota que Pattie te cuida muy bien.


— Maluma, ¿quién te quiere matar?


— He estado muy preocupado por ti. Tú me salvaste la vida y yo quiero agradecértelo de alguna manera. Pídeme lo que quieras.


— No cambies el tema, ¿quién te quiere matar?


— Jus, no quiero hablar sobre eso. No quiero ponerte en riesgo.


— Creo que ya es demasiado tarde para eso... — dijo mostrando las vendas en su abdomen unos segundos. — Necesito que me expliques qué está pasando.


El Guardaespaldas IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora