18. Ella. [Parte 1]

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Llegue a la hora correcta, de hecho, fueron dos minutos antes de lo que habíamos acordado, pero no puedo negar que estaba muy ansioso. Al tocar la puerta mi corazón latía ferozmente a tal punto que consideré la idea de colapsar en ese instante. Cuando me abrió sentí un aire de paz porque justo en frente de mí estaba mi persona favorita en el mundo, en todo el maldito universo. Al verle sonreír porque nos encontrábamos juntos, sabía que había triunfado en la vida, así que no resistí las ganas de abrazarle y darle un tierno beso en los labios. Me tomó de la mano indicándome que entrara y al hacerlo cerró la puerta con algo de prisa. Es entendible que se apremiara de estar conmigo, yo también estaba muy impaciente, además algo enojado con la realidad por cada segundo que la alejó de mí. Al caminar por el pasillo abrazó mi brazo derecho y me llevó al comedor que queda a pocos metros de la sala, donde me hizo esperar porque traería algo de beber para mí.

Mientras se retiraba a la cocina, yo respiraba suavemente calmando mi corazón antes de tener un infarto de amor. Pasado un minuto y algunos segundos extra, estaba de nuevo conmigo dándome un frío vaso de esa dulce bebida a base de mandarinas y limones que también hacía. Luego de que bebí un poco de aquel maravilloso líquido, se sentó en uno de los muebles de la sala y con sus manos me hacía señas para que me hiciera junto a ella. De forma torpe deje el vaso en el comedor regando un poco en el mismo y me dirigí hacia ella justo como lo haría un avión al aterrizar después de un largo viaje. Cuando me hice al lado suyo, me tomó de las manos y empezó a contarme sobre las cosas que estaban saliendo mal en su vida, todos y cada uno de sus problemas. Yo, al percatarme de que tenía la mirada perdida en el suelo con un aroma de tristeza, solté sus manos solo para darle un abrazo y susurrarle al oído que todo estaría bien, que permanecería con ella, aunque todos estuvieran en contra nuestra, haciendo lo posible porque fuera feliz, aunque eso significara no verle por mucho tiempo. En esa oportunidad no me importaba porque yo esperaría por ella cada segundo de mi existencia debido a que estaba seguro de que habíamos nacido el uno para el otro.

Ahora que lo mencionó, en alguna ocasión leí que los griegos creían que el ser humano antes tenía una cabeza con dos rostros, cuatro brazos, y con cuatro piernas, ¿Te imaginas? Tal fue el caos que Zeus decidió separarlos en dos, condenándonos a pasar todo su tiempo en busca de esa otra mitad. Estoy seguro de que ella es esa mitad, así que puedo sentirme satisfecho porque por primera vez en mucho tiempo por fin me siento completo. 

Relativamente bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora