36. Viaje en el tiempo a una historia sin final feliz.

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El bus llega con algo de prisa porque son tantas las distancias que tiene que recorrer. Con algo de torpeza logro subirme y tomar un asiento justo antes de que se pusiera en movimiento. En tanto las ruedas giraban sucesivamente acercándonos a nuestro destino, busque mis audífonos para aislarme del mundo con una melodía aleatoria conforme veía por la ventana.

Por algún extraño motivo la cantinela que se puso en marcha tardaba algo en iniciar lo que me inquieto bastante. Segundos más tarde, quede atónito al escuchar un detonante de memorias específicas. Fue como un viaje en el tiempo a un lugar al que no quería volver jamás, fue como un paseo por todo lo que me causo felicidad y tristeza en partes iguales.

El primer recuerdo que visualice fue una promesa que nunca se cumplió, un amor que me desprecio, unos ojos que brillaban por alguien más y un último beso que pedía a gritos que volvieras. Fue entonces cuando un suspiro se escapó de mis labios en el mismo tiempo que atravesaba llanuras de complejidad emocional. No me parecía nada justo que por más lejos que había dirigido mi vida de la tuya, una sola canción me llevara en picada a todo eso que alguna vez fuimos. Perdiendo de vista cada detalle que estaba frente a mis ojos, rememoraba la facilidad en la que era perderme en los tuyos en medio de todo el mundo que desaparecía dejándonos solos a ti y a mí. La forma en la que me tomabas de la mano para caminar por la acera me brindaba tanta seguridad que no resultaba necesario ver a ambos lados al cruzar la calle. La manera en que tus labios recorrían mi cuerpo alteraba cada uno de los nervios que se esconden bajo mi piel. El sonido de tu voz se convertía en una orquesta celestial a la cual podía escuchar horas y horas hasta que mis oídos se desintegrasen. Todos y cada uno de los detalles que tenías en aquel entonces los memorice a la perfección solo para recordar que hasta las mejores historias no tienen finales felices.

Una notificación ilumino la pantalla de mi teléfono trayendo consigo de vuelta a la realidad a mi mente. Era un mensaje de la chica con la que salgo actualmente, lo que de inmediato me hizo reaccionar dejando a un lado este bache emocional. Al hacer un recuento de todas las cosas que han pasado desde que me rompieron el corazón, pude comprender que la vida nunca deja de sorprenderte, que nadie es indispensable para ti, que nunca sabes cuándo será la última vez que te dirán que te quieren o te aman y que definitivamente el amor es la única cosa capaz de llevarte al cielo o al infierno en cuestión de segundos.

En ese momento, una fuerza sobrenatural empezó a apoderarse de mí subiendo los niveles de adrenalina para tener la capacidad necesaria de hacer lo que venía a continuación. Fue así como con un grito silencioso de revolución tome mi teléfono en busca de tu melodioso recuerdo y lo libere en el profundo mar del olvido justo donde me sepultaste. Quizá esto no sea la solución, quizá nunca logre olvidarte jamás, pero disfrutare de tu imagen al recordarte, y con un beso en tu frente apagaré lentamente la llama que aún arde en mi corazón.

Relativamente bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora