29. El caos hecho mujer.

114 10 3
                                    

Podría hablarte horas y horas acerca de lo que significas para mí, pero no creo que comprendas siquiera algo de lo que afirmo. No declaro que seas torpe o que no quieras escucharme, lo que intento hacerte entender es que tú ni siquiera te comprendes y por esa misma razón se me hace tan difícil que vislumbres cada cosa que siento por ti. Creo que la manera más simple de describirte es comparándote con un tornado que demuele cada cosa a su paso, rompiendo todo aquello que se atraviesa frente a su camino. No digo que seas un monstruo, al contrario, eres un evento perfecto de la naturaleza donde encuentro la fortuna de estar en medio de este, apreciando como con todo tu caos y destrucción haces añicos cada cosa, llevándola por los cielos mientras haces rechinar la tierra con tus truenos enmudeciendo todo a tu paso con el sonido que producen los huesos rotos de cada árbol de miseria, que sale arrojado a la nada cuando pasas cerca de estos.

Tu poder es tan inimaginable sobre mi mundo que al final dejas toda edificación de depresión creada en mi corazón hecha polvo. Quisiera tener la fortuna de ser dueño de tu potestad, para que siempre acabes con cada mal que se establece en mi alma, pero eres un ser indomable adicto a mis besos, y yo adicto a tus muñecas sobre mi cuello. Es una condena injusta porque requiero tanto de ti como tú de mí. Necesito de tu cataclismo y tú de mi cuerpo para romper mis venas con el filo de tus dientes en tanto bebes mi sangre con la suavidad de tu boca.

Si pudiera alejarte de mí lo habría hecho hace muchísimo tiempo, pero, simplemente no concibo verte en los brazos de alguien más y definitivamente no quiero otro dolor si no es el que me produces para hacerme llegar al éxtasis. Odio admitir que eres como los cigarrillos para un adicto a la nicotina, como el fuego para un pirómano, como el sexo para una ninfómana, como los cadáveres para un necrófilo, como el puñal clavándose lentamente en yugular para un sociópata que está cometiendo un crimen. Eres algo tan nocivo, pero tan anhelado, y si pierdo la vida, quiero que seas tú quien me la haya arrebatado. Te amo tanto que prefiero que seas tú mi asesino.

Indiscutiblemente moriré y estaré feliz de dejar escapar los últimos brillos de mi lucidez mientras te deleitas viendo mis ojos fijamente hasta que se apaguen en la nada. Nuestra historia de amor no es como cualquier otra, eres el caos hecho mujer y yo una estatua de vidrio esperando a ser quebrada por tu poder, para ser uno con tu ser. Así que te condeno a estar a mi lado hasta que las montañas sean cubiertas por el mar, hasta que el sol se apague y el frío nos abrace deteniendo lentamente los latidos de nuestros corazones. 

Relativamente bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora