Morello - Capítulo 1: Problemas.

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Trepé por la cornisa hasta que logré sujetarme del borde de la ventana, y jadeé por el esfuerzo, antes de soltar una carcajada.

No debería tener que entrar a escondidas a mi propia habitación, y sin embargo ahí me encontraba, completamente ebria, y a punto de caer sobre mi trasero desde un segundo piso.

La habitación estaba vacía, y un segundo después, la puerta se abrió de golpe, Axxas entró cargado con mis maletas, pero las soltó, y corrió a ayudarme en cuanto me vio.

—Joder, Brooke, dijiste que sería fácil. —Se carcajeó mientras me ayudaba a entrar en el cuarto.

—Pensé que podría. —Farfullé intentando no morir. Me dejé caer sobre la alfombra de la habitación, y me eché a reír—. Recuérdame no volver a hacer esto.

—Fue divertido, aunque la rectora me preguntó qué hacía en una residencia de chicas. Tuve que decirle que ayudaba a una alumna nueva con su equipaje, aunque técnicamente no mentía. —Buscó en su mochila por una licorera plateada, me la lanzó, y bebí un par de tragos antes de devolvérsela.

—Al menos no pudo verme.

Empecemos por el principio.

Me llamo Brooke Morello, tengo 20 años, y en un par de días comenzaría mi primer año en la universidad más prestigiosa del país, eso si no lograba que me expulsaran antes del primer día de clases.

—Y eso fue gracias a mí. Aún no ha comenzado el ciclo escolar, y ya estoy salvando tu trasero.

Axxas Bradley, mi mejor amigo, y vecino desde los cinco años. Axxas era dos años mayor que yo, pero eso no nos había impedido perseguirnos en toda nuestra trayectoria académica, y ahora estaríamos juntos de nuevo, después de haber pasado dos años en diferentes escuelas. Habíamos salido a beber para festejar mi primer día en el lugar, pero no contábamos con que la rectora apareciera para darle la bienvenida personalmente a las chicas de nuevo ingreso.

Eché un vistazo a la habitación que me había asignado la universidad, no estaba mal, pero teniendo en cuenta que iba a compartirla con una chica que no conocía, me hubiera gustado que fuera más grande.

—Al parecer mi compañera no se ha presentado aún.

—Eso te da la ventaja de escoger el extremo que quieras. —Regresó a la puerta por mi equipaje, y lo levantó sobre su cabeza.

—Deja de presumir, y ponlas sobre la cama que está junto a la ventana. —Ordené.

—Para estar alcoholizada, tienes un humor muy tétrico. —Gruñó, pero me hizo caso—. De cualquier manera, ya sé qué te animará.

—¿Una pizza?

—También, aunque me refería a la fiesta de ésta noche, se supone que es sólo para antiguos alumnos, pero podemos infiltrarte, y así podrás conocer a la fauna del lugar. —Me eché a reír.

—¿Por qué los novatos no están permitidos?

—Por las bromas de iniciación, yo me colé a esa fiesta en mi primer año, y terminé desnudo en una piscina llena de pescado podrido. Pero no te preocupes, no creo que nadie note tu presencia. —Lo golpeé—. ¡Era broma! —Rió, tomé una almohada, y comencé a golpearlo hasta que se dejó caer sobre la cama—. Eres una salvaje.

—Y muero de hambre, así que vamos por esa pizza.

Encontramos un lugar decente no muy lejos del dormitorio, y Axxas me llevó de vuelta después de comer hasta casi reventar, para que pudiera cambiarme, mientras él iba en busca de más vodka. Elegí unos jeans negros y ajustados, una blusa blanca de tirantes, botas altas y negras, y una chaqueta de cuero. A menos de que todos se conocieran entre ellos, nadie notaría que era una chica nueva, de eso estaba segura. Tomé mi bolsa, y bajé en cuanto escuché a mi amigo estacionarse frente al edificio. Contemplé el elegante Mazda Shinari antes de subir, encantada. El auto aún no había salido al mercado, pero mi amigo había conseguido un prototipo como regalo de cumpleaños, cortesía de su padre.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora