Prólogo.

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"Estoy por ir a dormir, y tú deberías hacer lo mismo,
el primer día de clases es igual de importante si es el primer año que el último,
así que necesitas energía para el lunes.

Hablaremos después.

Buenas noches, fortachón.

Te quiero."

Sonrió al releer su mensaje, porque ni siquiera había atardecido aún.

Era claro que ella no recordaba la diferencia de horarios, pero no quería sacarla de su error, porque le parecía algo jodidamente propio de ella ser tan despistada, y eran esos recuerdos los que quería llevarse al campus.

Suspiró, y guardó el celular en su chaqueta. Terminó de meter las maletas al auto, y se puso en marcha.

Hubiera preferido viajar en su Harley, pero no era nada práctico para transportar sus pertenencias hasta la universidad, al menos hasta que le asignaran una residencia fuera del campus. Ya regresaría por ella más tarde, en cuanto dejara sus cosas con Vojshtech, intercambiaría el Romeo* por su amada motocicleta.

Si bien era cierto que en un par de días sería su último primer día de clases, él no estaba ni de cerca tan emocionado como seguro lo estaría cualquiera de sus compañeros, de hecho, no lo estaba en absoluto, porque, ¿qué podría ser emocionante ahora que ella se había ido?

Un gran nudo se formó en su garganta, haciéndolo jadear. Se detuvo a orillas de la carretera, y golpeó el volante con fuerza en un par de ocasiones, desesperado.

¿¡Qué mierda estaba mal con él!?

Se obligó a mantener la calma, y llevó sus manos a su cabello rojizo, tirando de él suavemente. Le tomó algunos minutos retomar la compostura, y se recordó que en cuanto entrara en escena sería el centro de atención, por lo que no podía permitirse ese tipo de arranques...

Pero le fue imposible olvidarse de que a partir de ahora estaría por su cuenta, porque el amigo más cercano se encontraría al menos a dos horas de distancia, su corazón en otro continente, y él estaría rodeado de simples conocidos. Suspiró, y retomó su camino después de unos minutos, centrándose en la que tendría que ser la actuación de su vida, empeñándose en vencer el reto más difícil que había enfrentado hasta ahora, y sabía que podría hacerlo.

Marcus sabía que podía con éso, y más...

Solo.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora