Capítulo 13: Valhalla.

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Algunas veces, la combinación de amigos y una buena suma de dinero puede terminar en un completo desastre. Algunas otras, la misma combinación puede dar como fruto algo mucho más grande.

El Valhalla, el club nocturno más popular de la ciudad, lleno de bebidas exóticas, cascos vikingos, barcos, con las paredes tapizadas de escudos de madera y armas, había sido el resultado de la reunión de mi grupo de mejores amigos y una buena planeación.

Alex, Carl, Maxi, Owen, y yo, habíamos conformado un fondo común hace algunos años para poder fundar el club, y a pesar de que las cosas no habían sido nada fáciles al inicio, habíamos logrado sacarlo adelante, y darle cierto prestigio al nombre del lugar.

Era un sitio bastante grande, con una espaciosa pista de baile, una atractiva barra de bebidas, y un llamativo escenario al fondo de la estancia, pero lo que era, sin lugar a dudas, el sello del lugar, era el enorme knorr* vikingo que colgaba del techo.

Suspendido por enormes cables de acero, la gran embarcación era toda una obra de arte, y era real. Lucía un imponente dragón tallado en la madera del mascarón de la proa, y otro más en las enormes velas negras que se mantenían siempre erguidas. Lo habíamos diseñado para que pudiéramos subir a él siempre que lo deseáramos. Así lo habíamos hecho infinidad de veces, y de tal manera, que el barco había sido testigo ya de sucesos muy importantes, al menos en mi vida.

Ahí era en donde me encontraba, recargado contra el mástil, y bebiendo mi segunda lata de coca cola. Había llamado a Maxi al salir de la universidad, y le había informado de mi llegada, lo que además de sorprenderlo, también lo había alegrado bastante.

Pronto vería a mis amigos, pero eso no me motivaba en modo alguno, porque en realidad, yo esperaba ver a alguien más.

...

—Siento que todos nos miran. —Gritó apenada para dejarse escuchar por sobre la música. Sonreí, y la acerqué un poco más a mí, sin dejar de bailar.

—Déjalos que miren. —Le quité importancia—. No debe importarte lo que un montón de desconocidos prejuiciosos y estúpidos piensen, las únicas opiniones que deberías tomar en cuenta, y eso solamente como consejo, son las de las personas que te aman. —Aseguré—. Déjalos que miren... deja que miren lo mucho que te amo.

Deposité un pequeño beso sobre sus labios, y ella sonrió contra los míos.

—Te gusta esta canción, ¿verdad? —Recordó, relajándose, y dejándose llevar por la música.

—Mucho. —Admití—. Pero cualquier canción es mi favorita si puedo bailarla contigo.

...

Suspiré, derrotado.

—Pensé que llegaría mucho antes que tú. —Me sobresalté al escuchar la voz de Maxi detrás de mí.

—Es porque vine en la Harley. —Le sonreí, recobrando la compostura, y me acerqué para abrazarlo.

—Debiste correr demasiado. —Adivinó sonriente, palmeando mi espalda—. Me alegra tenerte por aquí antes de la apertura del club.

—¿Apertura? —Me extrañé—. Es lunes. —Le recordé, porque el Valhalla permanecía cerrado todos los lunes, brindando servicio únicamente de martes a domingo.

—Alex y Carl se encargaron de informar en todas nuestras redes sociales que el club abriría hoy. —Se encogió de hombros—. Fui a buscarlos en cuanto me llamaste, creo que necesitas relajarte un poco. —Asentí, comprendiendo—. ¿Qué tal va todo?

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora