Marcus - Capítulo 15: Impulsos.

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Salí de aquella residencia y subí al auto, inquieto.

¿Qué estaba ocurriendo con Morello?

Verla bailar y cantar había sido algo simplemente hermoso y divertido, pero lo que pudo ser un lindo momento para recordar, se había convertido en un motivo para preocuparse. No la vi llorar, pero estaba seguro de que eso era lo que estaba haciendo antes de que me asomara por su habitación.

La deslumbrante y alegre Morello, llorando.

Lo que sea que estuviera molestándola era algo grande y personal, esa era la única explicación lógica a su comportamiento.

Hice un mueca y golpeé el volante repetida y suavemente con ambas manos.

Si había algo a lo que no estaba acostumbrado, era a quedarme de brazos cruzados cuando uno de mis amigos se encontraba mal, pero poco podía hacer si no sabía qué era lo que ocurría con mi rubia compañera, y por el momento, ofrecerle mi ayuda era lo único que estaba a mi alcance. La falta de comunicación siempre era el más grande obstáculo en estos casos, pero esperaba que ella se armara de valor y tuviera la confianza suficiente como para acercarse a mí si algo iba mal.

Otro de los problemas era que en lugar de centrarme en ayudarla, yo solamente podía pensar en lo hermosa que era, y en las inmensas ganas de besarla que me invadieron en cuanto la vi danzar por su habitación.

Es una chica comprometida.

Rodé los ojos, irritado. Debía recordar eso y sacarme la idea de que entre ella y yo pudiera haber algo más que una simple amistad. Buscaría a una chica libre con quien pudiera comenzar de nuevo, y dejaría a la ojiazul en paz.

Rasheld salió del lugar, caminando suavemente sobre sus amados zapatos altos, llevaba un vestido de manga larga negro, con falda gris, y accesorios dorados. Siempre me había gustado la manera en que aquel símbolo del ojo de Horus resaltaba sus verdes ojos, ligeramente rasgados, y desde el momento en que se lo dije, no había dejado de trazarlo ni un sólo día.

Subió rápidamente al auto, con las manos llenas de planos, y un par de bolsos.

—Gracias por venir. —Jadeó—. Anoche estuve terminando algunos proyectos hasta tarde, y me quedé dormida. —Se justificó.

—No te preocupes. —Le aseguré, antes de encender el motor—. La clase ya inició, pero no creo que tengas problemas por llegar quince minutos tarde. —La tranquilicé y me dispuse a partir, pero una gran caja roja junto a la puerta de entrada llamó mi atención—. ¿Qué es eso? —Levanté una ceja con curiosidad.

Rash suspiró a mi lado.

—No estoy muy segura, pero creo que Brooke tiene problemas con su prometido. —Contó. Sonaba desanimada, y eso me hizo comprender que se preocupaba por la rubia. Asentí, comprendiendo, y me puse en marcha—. Ayer vino a verla, pero ella no se encontraba en la residencia. —Agregó—. La esperó durante horas, y cuando ella se dignó a aparecer, con un ebrio Axxas a rastras, lo despidió enseguida. Me preocupa, últimamente ha actuado demasiado extraño, y no quiere decirme qué le ocurre. Ni siquiera sé en dónde estuvo anoche. —Soltó, y llevó sus delicados dedos al puente de su nariz.

Yo sí.

—Creo que debemos darle su espacio. —Sugerí, omitiendo el hecho de nuestro encuentro en el club—. Creo que nos buscará cuando esté lista para hablar de ello.

¿Nos?

Fruncí el ceño ante su tono de perplejidad.

—Me agrada. —Confesé—. Creo que podríamos ser amigos. —Ella asintió, sabiendo que no era buena idea insistir con el tema, y le agradecí internamente por ello.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora