—¡¿Cómo que cancelaste el compromiso?!
Suspiré, y me centré en los colores que desfilaron por el rostro de mi padre al darle la noticia.
Blanco, rojo, blanco, rojo, morado. Ahí fue cuando me preocupé.
—Papá, yo...
—¡¿Tú?! —Golpeó con fuerza su escritorio—. ¡¿Tienes idea de lo que significa esa niña para nosotros?! Esto tiene que ser una broma, porque lo es, ¿verdad? Estás bromeando.
—No lo hago. —Afirmé, a pesar de que me hubiera gustado que así fuera.
—¡Entonces no sabes lo que significa! —Rugió—. ¿Y para mí?
—Papá... —Pedí, intentando mantener la calma.
—¡Brooke es como una hija para mí, Elliott! —Lo ignoré, y no dejé que me intimidara.
—Siempre creí que la diferencia de edades no sería un problema entre nosotros. —Comencé—. Creí que el hecho de que ella fuera tan inteligente y madura para su edad nos pondría en igualdad de condiciones... Estaba tan emocionado por comenzar una vida junto a ella, por formar una familia a su lado, que no me detuve a pensar ni cinco segundos en que ella aún tenía muchas cosas por vivir, papá. —La serenidad inundó su semblante, y me miró con comprensión.
—Elliott...
—No pensé en ella. —Me reproché a mí mismo—. Ahora entiendo a qué se refería su madre cuando se opuso a que saltara años en el colegio, quería que Brooke viviera todas las cosas a su propio ritmo, sin tener que crecer más rápido que cualquier chica de su edad... Está en la mejor universidad del país, por supuesto que iba a conocer nuevas personas. Eso en el caso de que aquel hombre misterioso sea un estudiante.
—Brooke te ama, hijo.
—Lo sé. —Aseguré—. Jamás confíes en alguien que ya no teme perderte, esa siempre ha sido mi filosofía, aunque jamas la aplicaría a nuestro caso. A ella no le cayó nada bien la propuesta, estaba aterrada, y me sentí bastante mal por causarle esos sentimientos, pero tengo mis razones. Brooke me ama, y yo la amo con todo mi corazón, papá, es la mujer de mis sueños. —Aposté con convicción—. Pero creo que me apresuré con el tema de la boda. Quiero que ella me elija por sobre todas las personas que conozca, y no quiero que se abstenga de conocerlas por culpa del compromiso. Quiero que ella sea libre de elegir con quién quiere estar, y quiero me elija, así que voy a luchar por ella. —Juré.
—Yo... Lo siento, hijo. —Susurró antes de frotar sus sienes repetidamente—. No comprendo lo que haces, pero quiero que sepas que tienes todo mi apoyo. Todo esto fue tan inesperado... ¿Te encuentras bien?
No.
—Lo estaré. —Quise sonar seguro de mí mismo, pero mi voz se quebró sobre la última palabra.
Al igual que mi corazón.
—En ese caso, te sugiero que hables con Aleksander de inmediato. —Rascó su nuca, confundido—. Si debo ser sincero, jamás pensé que tú y ella fueran a separarse algún día, no desde que comenzaron a salir, y creo que él pensaba lo mismo.
—Es la siguiente parada en mi itinerario. —Confesé, masajeando el puente de mi nariz—. Tuve que tomarme el día libre porque no podía concentrarme en nada más.
—Haz que sea la última, y ve a casa a descansar. —Ordenó—. Tómate un par de días, lo necesitas.
—Lo sé, pero hay tantas cosas por hacer, que no puedo alejarme por mucho tiempo de la oficina.
—Déjalo en mis manos. —Pidió—. Siempre habrá algo que hacer, pero el mundo no dejará de girar porque te tomes un descanso. Nada es más importante que tu bienestar. —Le dediqué una sonrisa cansada.
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Ain't talking about love
RomanceCon el intimidante Marcus Dallas había cuatro reglas por seguir: Primera, no te entrometas en sus asuntos. Segunda, no te interpongas en su camino. Tercera, nunca le mientas. Y cuarta, y más importante, jamás te metas con "ella". Pero, ¿quién era "e...