Capítulo 27: Bienvenida.

1K 114 55
                                    

—Recuerda que si algo sale mal siempre puedes usar gas pimienta, estás autorizada para ello y para portar armas.

Solté una carcajada, y besé su mejilla.

—No te preocupes por eso, sé cuidarme.

—Ya lo sé, lo que desconozco es si ellos sabrán cuidarse de ti con gas pimienta.

—¡Oye!

Papá se echó a reír, y me tendió mi bolsa.

—Estás deslumbrante.

—¿Lo crees? —Mordí mi labio con nerviosismo y di una vuelta sobre mí misma. Había elegido uno de mis atuendos preferidos, pantalones ajustados, mi blusa favorita, zapatillas a juego y saco ejecutivo. Me encantaba porque era lo bastante atractivo como para deslumbrar, sin dejar de lado la comodidad, a pesar de que no solía llevar pantalones muy a menudo—. Quiero dar una buena impresión, en la fiesta de bienvenida terminé hecha una pena, no quiero que me relacionen con aquella chica que tropezó con el mesero.

—Sólo no bebas tanto. —Advirtió con el ceño fruncido—. Tu acompañante no es Axxas, así que te quiero atenta, y lo suficientemente sobria como para llamarme si algo va mal.

—No te preocupes papá, Marcus es un hombre responsable. —Lo tranquilicé, segura de que el pelirrojo era aún más cauteloso y respetuoso que mi mejor amigo—. Además, Axx también estará ahí, espero que con Rasheld.

El coronel se puso de pie cuando escuchamos el sonido de un motor detenerse frente a la residencia, y miró por entre las persianas.

—¿Ese es Marcus? —Se sorprendió—. Tus gustos han cambiado bastante, es el anti-Dallon. —Señaló con sorna.

—Y eso que no has visto sus tatuajes. —Bromeé abanicándome con una mano.

—Creo que he dejado muy en claro que no quiero información innecesaria sobre tu vida sexual, así que controla tus orgasmos, por favor.

—¡Papá!

Su carcajada se dejó escuchar cuando mi cita tocó el timbre.

—Ve, y avísame cuando regreses. —Pidió, se acercó a besar mi frente y tomó sus llaves—. Me iré en cuanto los vea alejarse.

—No olvides cerrar la puerta. —Me despedí y fui al encuentro de mi acompañante.

Marcus se presentó ante mí con una sonrisa ladeada que le hubiera quitado el aliento hasta a la misma Jennifer Aniston.

Llevaba una camisa de mezclilla arremangada hasta los codos, jeans negros y un par de Dr. Martens* guindas, pero lo que acaparó mi atención de inmediato fueron sus ojos, ahí, oscurecidos por la poca luz del atardecer brillaban intrépidos en su bello rostro, haciéndome contener un suspiro.

—Buenas noches. —Saludó cortésmente con una sonrisa apenas visible—. Preguntaría si estás lista, pero veo que estás hermosa, ¿nos vamos? —Asentí halagada, esperando lucir impasible.

Había pasado el día entero sin saber nada de él, no había asistido a las clases, ni se había presentado en el club, no me había mandado ningún mensaje, y mucho menos había aparecido después de mis clases como el día anterior, pero a pesar de eso, no dudé ni por un segundo de que apareciera frente a mi puerta a la hora acordada.

Y no lo sobreestimé.

Me guió hasta su auto y abrió la puerta para mí antes de subir a mi lado, dedicándome un guiño que desapareció al instante. Clavé la vista en la ventana al sentirme observada.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora