Morello - Capítulo 7: Prioridades.

956 155 49
                                    

En mi vida, había cuatro cosas realmente importantes, y todas estaban conectadas entre sí.

Papá era, y siempre sería la primera de ellas.

Yo lo amaba con todo mi corazón, porque él siempre había estado ahí para mí, incluso cuando el dolor causado por la muerte de mamá hizo insoportable que tuviéramos contacto con otras personas, incluso cuando yo hubiera entendido que necesitara un poco de espacio, él se mantuvo a mi lado. 

Desde ese momento, papá me había tomado en sus brazos, y jamás me había soltado.

Muchas personas decían que mi padre era una persona muy estricta, y temible, pero eso se debía a que pocas personas se tomaban la molestia de conocerlo cuando se despojaba del uniforme, y las estrellas. Era cierto que papá era coronel en la fuerza aérea nacional, y por eso debía ser estricto, y cumplir con su trabajo con mucha rectitud, pero el coronel Aleksander Merillat Morello era el padre más cariñoso, divertido, y confiable del universo. Él también era mi mejor amigo, dejando incluso a Axxas en el segundo puesto, porque a papá podía contarle absolutamente todo, incluyendo las cosas de chicas que Axxas no toleraba escuchar.

Papá llevaba años entrenándome para que cuando saliera de la universidad, pudiera incorporarme de lleno a mi segunda prioridad, la aviación.

Volar era lo que más me gustaba hacer, y después de crecer rodeada de enormes y hermosas bestias de metal, había aprendido a hacerlo muy bien. Conocía a la perfección todos y cada uno de los modelos de aeronaves existentes en el mundo, amaba hacerlo, y papá lo sabía, así que había usado aquella pasión en su favor, y en contra mía.

Yo no podía acercarme a un avión a menos de que simultáneamente estuviera tomando también clases de cualquier otra actividad artística, educativa, o deportiva. Él solía decir que yo no podía afirmar que volar era mi vocación, sin haber probado antes todas las demás, y jamás me quejé de ello, porque cada actividad de la que terminaba aburriéndome, me confirmaba un poco más que había nacido para surcar los cielos.

Fue gracias a ese sistema que terminé amando la música.

Mi primer instrumento había sido el piano, y se había convertido en mi favorito, porque desde mi punto de vista, era el que mejor podía expresar mis sentimientos a través de notas, ya fueran tristes o felices. La música era mi escape en tierra, porque mientras pudiera tocar algo, y exteriorizar lo que no podía con palabras, nunca me sentía tan sola.

Y finalmente, la música me llevó a mi siguiente y última prioridad, prioridad que se encontraba sujetándome entre sus brazos, mientras veíamos una película de acción, desde el sofá de su espaciosa sala.

—¿Vives sola? —Se extrañó el pelinegro, acariciando mis cabellos suavemente. Me encogí de hombros, girándome para tomar un puñado de palomitas.

—Al principio creí que sería algún arreglo de papá con la universidad, para darme más espacio, pero después encontré aquel oficio, diciendo que mi compañera había sido transferida de facultad. Pensé que se referían a mi compañera de habitación, no de residencia, por eso ayer pasé por la administración, y la encargada me dijo que no hay error, la tengo sólo para mí.

—Eso es algo bueno. —Besó mi frente—. Yo podría hacerte compañía cuando te sintieras sola. —Sonreí antes de darle un pequeño beso en los labios.

—¿Tú rompiendo las reglas? —Me burlé—. Me gustaría ver eso, pero siento decirte que no tendré la oportunidad, porque ya tengo compañera.

Elliott Taylor.

Elliott era mi novio, y ahora, mi prometido.

Danniel Taylor era uno de los socios de papá, y también su mejor amigo, por lo que se había convertido en un segundo padre para mí, pero había tenido que esperar hasta que cumplí catorce para poder conocer a Elliott, a ése silencioso y reservado Elliott, el que no era capaz de decir una sola frase si no tenía que responder a nada. Sus padres se habían separado cuando él tenía sólo tres años, y eso había contribuido bastante a que fuera alguien tan introvertido.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora