Capítulo 10: Rival.

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—Bien, chicas, tienen diez minutos para ducharse antes de que comiencen las pruebas. —Anunció Rasheld—. Si no están presentes cuando sean llamadas, ni se molesten en regresar. Si son seleccionadas, deberán estar siempre impecables antes de entrar a mi alberca, o estarán fuera del equipo. —Su semblante se había endurecido por completo, y ver esta nueva faceta suya era algo digno de admirar—. ¿Quedó claro? —Un coro de voces dieron respuestas afirmativas—. Las aspirantes se probarán contra las chicas del club en una simple prueba de velocidad, ida y vuelta. Ahora, vayan.

Mi nueva compañera de residencia me había convencido de entrar en el equipo de natación de la universidad, después de haberme negado a entrar a los equipos de baloncesto y vóleibol, ella era la encargada de dirigir dicho club, y algo me decía que ser miembro significaba estar bajo un estricto régimen, pero simplemente no pude negarme ante sus múltiples peticiones. 

Las chicas, aspirantes y miembros del club, se dispersaron ante la orden de la morena, y me acerqué a ella en cuanto las demás se fueron.

—Si comienzas con los azotes, saldré huyendo. —Se echó a reír—. ¿No entrarás al agua? —Cuestioné, mirando sus zapatos de tacón alto, y su hermoso vestido azul. Ella negó.

—No, hoy tomaré notas desde aquí. —Explicó—. Espero que al menos una logre entrar.

—Eres estricta. —Señalé.

—Necesitan disciplina, créeme. —Suspiró—. Las chicas del club... no me agradan. —Confesó—. Son buenas nadando, pero unas arpías fuera del agua. —Arrugó su pequeña nariz en un gesto muy gracioso—. Será bueno tener un poco de apoyo moral. —Sonrió.

—Cuenta conmigo. —Use mis pulgares para infundirle animo, pero soltó una risa ligera—. ¿Algún consejo, instructora? —Se encogió de hombros.

—Espero que hayas traído un traje de baño cómodo, y trata de ignorar a esos idiotas pervertidos. —Señaló las gradas sin disimulo, que se encontraban llenas de chicos que habían venido sólo para ver las pruebas. Asentí para tranquilizarla, y omití contarle que mi mejor amigo estaría entre ellos—. También intenta mantenerte lo más alejada que puedas de Jane. —Hizo una mueca—. No ha dejado de verte con odio desde que llegaste, y te aseguro que eso no es algo bueno. —Me previno. Hice un gesto con las manos, a modo de disculpa, pues no esperaba que la chica que gustaba de Axxas se encontrara en el equipo. Rasheld frunció el ceño—. ¿Hay alguna razón en particular por la que no le agrades?

—Piensa que soy la novia de Axxas. —Admití—. No le hicimos pasar un buen rato en la fiesta de bienvenida. —Me apené. Ella se quejó.

—Supongo que no lo sabes, pero Jane lleva años detrás de Axxas. —Se frotó las sienes con los dedos—. Esperemos que lo deje pasar, pero por ahora, ve a ducharte, porque no pienso saltarme las reglas por ti. —Me lanzó un diminuto brazalete azul a la cara, riendo.

—Sí, señora. —Hice un saludo militar antes de correr al otro lado de la piscina, a las duchas, en donde las chicas se estaban alistando para las pruebas.

Yo acababa de tomar un largo baño en casa, pero decidí no imponer el desorden, y relajar un poco mis músculos con agua caliente, aunque la experiencia fue de todo, menos relajante, ya que al salir a los vestidores, éstos se encontraban vacíos, puesto que todas las chicas habían desaparecido.

Junto con mi ropa.

Gruñí al encontrarme empapada, sin mi mochila y, salvo por el brazalete que me había dado Rash, completamente desnuda.

Estúpida Jane.

Busqué por todos los vestidores por algo que pudiera usar, pero sólo encontré una pequeña toalla blanca.

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