Morello - Capítulo 20: Jalisco.

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—Sé que no hemos hablado mucho —Se disculpó, acomodando sus gafas en su sitio con su dedo índice—, pero el número que hiciste la semana pasada fue increíble, y pensé que quizá podrías ayudarme con una canción que estoy escribiendo. —Asentí, desanimada.

—Por supuesto. —Aseguré, intentando ser amable con aquella chica de la que no recordaba su nombre—. Muéstrame lo que tienes. —Tomé las hojas que me tendió. La melodía plasmada ahí era simple, pero tenía potencial. Cambié un par de cosas en la estructura, y se lo mostré—. Mira, creo que quedaría mejor si bajas un poco el ritmo aquí. —Expliqué mecánicamente a mi compañera.

—Déjame intentarlo. —Tomó una pluma y comenzó con simples anotaciones. La miré hacerlo, y me recliné lánguidamente sobre mis rodillas.

Cerré los ojos por un momento, consciente de los múltiples sonidos y acordes que los chicos del club interpretaban, pero sin ponerles demasiada atención. Por el momento, me bastaba el saber que el efecto Marcus seguía vigente, incluso cuando me encontraba tan confundida y afectada, y era gracias a este y sus efectos analgésicos que me encontraba aquí, porque de otra manera no hubiera soportado estar rodeada de tanta gente en un momento como este.

Këlysh

Aún recordaba la primera vez que había llamado a mi pelinegro de ésa manera, y lo mucho que me había sorprendido al saber que Elliott hablaba albanés fluidamente, porque usualmente nadie fuera de Albania se molestaba en aprenderlo. Ese día habíamos hecho el amor hasta el amanecer, susurrándonos palabras dulces en aquel idioma.

¿Cómo habíamos llegado hasta éste punto?

La verdad no sabía qué debía esperar de Elliott al contarle sobre mi atracción por Marcus, incluso comprendía que hubiera cancelado el compromiso, pero jamás esperé que él terminara también con nuestro noviazgo, no cuando su único fin era conquistarme de nuevo.

Llevé mis manos a mis sienes, dándome un pequeño masaje, y centrando mi atención en la hermosa tonada que destacó por sobre las otras en la sala. Conocía la canción, y me complació notar que quien fuera, la interpretaba fiel y limpiamente. Suspiré, agradeciendo tan deliciosa melodía, y sintiéndome más relajada.

Tras los muros de mi casa, tan fría —Mi corazón dio un salto al escuchar su hermosa voz, y la poca estabilidad que había ganado, desapareció al instante—, puedo pensar en algo para hacer calor. —Marcus ronroneaba como un felino, y sus bellos ojos destellaban con diversión. Sólo pude atinar a mirarlo, perpleja—. El moverme me hace titubear y dudar, pero esa imagen no se irá jamás... —Sin que pudiera evitarlo, mi mente viajó a aquel día en que había escuchado mi conversación con Elliott, recordando todas las sensaciones que el pelirrojo había provocado en mí con su sola presencia—. El pensar en ti, me hace recordar, el encanto que provoca, tu fragilidad. —La letra era una perfecta representación de aquella escena, y yo sabía que no podía comenzar a ver cosas en donde no las había, pero...

¿Y si él estaba pensando en lo mismo?

Entonces, me sonrió, nuestras miradas se encontraron, y mi corazón cayó a sus pies.

—No puede ser. —Susurré, encantada, porque jamás había visto algo tan perfecto como a Marcus, cantando frente a mí.

Quedarme sentado aquí, me puede congelar. —Entonó, con la voz cargada de pasión y sentimiento, y por primera vez desde que lo conocí, sentí que aquel huraño chico era libre—. El hablar de ti me puede... delatar. —Siguió, inmerso en una especie de trance.

Pude notar el cambio al instante, porque a diferencia de aquel día en que lo había visto tocar en el bar, Marcus no se estaba conteniendo en ésta ocasión.

Ain't talking about loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora