—Perdona, pero me parece que no tenemos por qué darte ninguna explicación. —Replicó Marcus con educación, aunque sabía que se estaba conteniendo, y que debajo de aquella máscara de tranquilidad, se encontraba realmente irritado—. Ni a ti, ni a nadie. —Se giró para lanzarle una mirada de advertencia a Rasheld, quien desvió la mirada, avergonzada.
—Marcus. —Lo reprendí.
—Rubia, ¿podemos hablar en privado? —Los ojos de mi amigo no se habían despegado de mi acompañante hasta ese momento en que los clavó en mí, mirándome con severidad—. Ahora.
—No deberías hablarle así. —Advirtió el pelirrojo, poniendo una mano en mi cintura.
Eso fue suficiente para Axxas.
—Esto no te concierne. —Espetó furioso, dejando boquiabiertos a Rasheld y Vojshtech.
—Vaya, creo que es la primera vez que te veo hablar. —Se burló el más corpulento, intentando ocultar su sorpresa—. Usualmente sales corriendo en cuanto nos ves.
Oh, por Beethoven, Marcus no debería haber dicho eso.
—No te confundas. —Siseó—. Puede que llegue a parecer que me intimidas o que te temo, porque jamás me tomo la molestia de contradecirte, pero eso se debe a que no me interesa en lo más mínimo cualquier cosa que tenga que ver contigo, sin embargo, todo lo que tenga que ver con Brooke me importa, porque la amo, y voy a protegerla siempre de cualquier imbécil que pueda llegar a actuar de manera irracional —Gruñó, apoyando las palmas de sus manos contra la mesa—, sin importar que ese imbécil puedan ser tú, o tu amigo. —Señaló a Vojshtech con la cabeza sin dejar de mirarnos.
—Axxas...
Marcus lo miró con sorna, estuve segura que no tardaría en soltar una frase mordaz, cargada de veneno, y no me equivoqué, porque claramente esas eran sus intenciones, pero en cuanto separó los labios, el moreno lo interrumpió de nuevo.
—Así que, como todos aquí sabemos muy bien lo que es proteger a una chica que amamos, hablaré con Brooke a solas, y ella estará de vuelta con ustedes en un minuto, ¿quedó claro? —Ordenó sin lugar a protestas.
Me preparé para el Ragnarok*.
No necesitaba haber pasado años en aquella escuela para saber que nadie se atrevía jamás a hablarle de esa manera al vikingo, y yo estaba al tanto de que nada bueno podía salir de una situación así. Había presenciado lo que significaba ver al ojiverde molesto, y no era algo de lo que quisiera ser testigo nuevamente.
Contuve el aliento a la espera de la llama del dragón, pero ésta no llegó, porque el reptil perdió la voluntad de pelear ante aquello.
El brazo de Marcus me liberó, y a pesar de que no dejó de mirar a mi amigo con odio puro, se quedó en silencio.
¿Qué demonios estaba ocurriendo?
Había intentado leer entre lineas, pero las palabras de Axxas seguían sin tener sentido para mí. Sólo había una posible explicación a todo esto, no obstante, me parecía tan inverosímil que no podía creer que fuera cierto, aunque dadas las circunstancias, no había ninguna otra razón probable.
Marcus había entendido el mensaje.
Me puse de pie lentamente, aún sin poder creerlo, y me giré hacia los chicos.
—No tardaré. —Prometí, atónita, y sólo me alejé después de ver a Marcus asentir.
Tomé la mano del castaño, y lo arrastré fuera del comedor, por los pasillos hasta el estacionamiento, molesta por tener que alejarme de la anestesia mental que su enemigo me proporcionaba, y sólo me detuve cuando estuvimos frente al Shinari.
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Ain't talking about love
RomanceCon el intimidante Marcus Dallas había cuatro reglas por seguir: Primera, no te entrometas en sus asuntos. Segunda, no te interpongas en su camino. Tercera, nunca le mientas. Y cuarta, y más importante, jamás te metas con "ella". Pero, ¿quién era "e...