Justin con otra?

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Domingo. El despertador de la mesita de ___________ marca las 10:47am. Ella se despierta, bostezando. Se frota los ojos. Echa algo en falta. Justin no está. No le hace falta abrir los ojos para saberlo. Gira sobre ella misma, haciendo la croqueta y se levanta de la cama, despejándose. Algo de la mesita de Justin le llama la atención. Un papel amarillo.

Snade me llamó, quería verme para hablar conmigo sobre algo. Vuelvo dentro de un rato. Te quiero. Justin.

_________ se dispuso a ir a desayunar. No iba a vestirse. Hoy no había nada que hacer. No, absolutamente nada. Y por eso iría en camisón todo el día. Buscó las zapatillas. Quizás estaban debajo de la cama, donde sin saber cómo, siempre iban a parar allí. Cuando vio que encima de las sabanas, había la BlackBerry de Justin.

- Seguro que iba con prisas y se lo ha dejado. – se dijo a sí misma.

Cogió el aparato y lo fue a dejar a la mesita. Cuando la curiosidad… mató al gato. La desbloqueó, por suerte no la había apagado. Ojeó las llamadas, nada interesante. Nombres de tíos, seguramente compañeros de faena. De sus hermanos, Jason y Jacob, de su jefe. Se dirigió a la carpeta de sms. Cuando vio un nombre que no le sonaba. Para nada. Y de mujer. Madison. Abrió el primero que vio. Mi niño, necesito verte, de veras, esto es frustrante. Snade ha dicho que tiene que hablar conmigo. Te quiero. Fantástico. Además, por lo que había deducido, trabajaban en la misma compañía y para Snade. Bueno, un mote cariñoso lo podía tener cualquiera ¿no? __________ intentó que no le hirviera la sangre. Y intentó controlar sus celos, también. Abrió otro que ella había enviado. ‘Ei, bebe, lo de hoy a estado genial, la verdad es que necesitaba eso. A ver cuando repetimos.’ El corazón de __________ empezó a latir fuerte. La vista se le volvió borrosa. Y las contestaciones de Justin no es que ayudaran mucho. ‘Mi amor, no te preocupes, ya verás cómo no te despide por esa tontería. ¿Hoy nos vemos?’. ‘Ya ves, eres una fiera eh, por mí, mañana mismo. Te quiero, tigresa.’ _________ lanzó el móvil al suelo. Por suerte no se rompió. Quería, necesitaba explicaciones. Y ahora… ahora si tenía que vestirse. Por cojones. Y entre lágrimas. —

Aparcó el mini justo en el final del callejón. El Lamborghini de Justin yacía allí, aparcado.

Ninguna señal de movimiento.

- ¿Me esperas aquí, cariño? – le dijo a Naiara. – Mamá ahora viene ¿vale?

- Si. – le dijo la niña, centrada, con sus muñecos.

__________ se aseguró de dejar el coche bien cerrado. Total, en ese callejón no había ni una sola casa. Y no pasaba ni un alma. __________ echó un vistazo al aparato que le pedía la clave de acceso. Por suerte, de momento, la memoria no le fallaba. Tecleó con ímpetu y las puertas se abrieron. No dudó ni un segundo en entrar. Los dos guardas que estaban en esa parte del pasillo se la quedaron mirando.

- ¿Qué se te ha perdido por aquí, nena?

- Uno, no me llames nena. – dijo ___________ amenazante y súper cabreada. Por todo. – Y segundo, soy la mujer de Justin Bieber, así que, machomen, déjame pasar.

- Ya, y yo soy Johnny Deep. Lo siento, solo agentes que pertenezcan a la agencia.

___________ se puso en frente del agente, vacilante. Igual o más que él. No.

Definitivamente, más, mucho más.

- Mira tío, no me toques la pera. – le dijo, señalándole con un dedo. – No hay nada peor que una mujer de veinticinco años cabreada con su futuro marido. Tengo una hija de cuatro años que me está esperando en el coche, se utilizar mis manos y he matado a dos tías, solo porque me tocaron mucho la moral. Cuando me enfado, hasta Justin me tiene miedo. Y si tú, pedazo de idio.ta, no me abres la puerta en cinco segundos te juro que te cogeré de las pelotas y te las pondré de pajarita. ¿Estamos?

El agente tragó saliva. Se giró hacia la maquina y las puertas de metal no tardaron en dejar pasar a __________. Ella no dedicó ni una sola sonrisa. No estaba para sonreír. El ajetreo del otro día volvió a recordarle cosas. Como el polvo en la oficina de Justin.

Pero… no. No podía estar o parecer feliz. No. Estaba dolida, cabreada. Si era lo que pensaba… si Justin… le había sido… de nuevo… Y más… cuando quedaba nada y menos para su boda.

Las miradas se centraron en ella. Los hombres la devoraban, las mujeres, recelosas, comentaban cosas sobre ella. __________ se preguntó cuál de ellas era la puta de

Madison. Y no había mejor manera para saberlo:

- ¿Madison? – se plantó en medio de esa gran sala tintada de un blanco puro y calmante y miró a su alrededor. Sin avergonzarse, volvió a llamarla. - ¿Alguien me dice quien es Madison? ¿Eh? Una tal Madison que se mensajea con MI novio. – dijo dándole énfasis a esa palabra.

- ¿Qué haces aquí? – sintió la voz de Justin, a sus espaldas. Ella se giró, y lo vio. Lo vio, tan guapo como siempre. Pero a la vez, tan cabrón como antes. - ¿_______? ¿Qué haces?

___________ se sacó la BlackBerry del bolso y enseñó la pantalla por la página de los

mensajes de texto de él y esa tal Madison. ___________ no contestó a su pregunta.

Simplemente, se limitó a formular otra:

- ¿Que son estos mensajes en tu móvil?

- ¿Qué haces tu chafardeando mi cel? – arqueó una ceja, arrebatándoselo de las manos y leyendo lo que él mismo había escrito.

- No sé - dijo irónica. - dentro de una semana seré oficialmente tu mujer, creo que tengo derecho a ojear con quien te escribes, y más si te dejas el cacharro en casa ¿no? – suspiró, con lágrimas en los ojos. - ¿Quién es esa Madison?

PROTEGEME [Hot] (Justin Bieber y tu) - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora