13.

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Louis

El camino desde el salón hasta el amplio comedor se me hizo eterno, y más cuando lo único que quería hacer era alargar cada paso que daba para retrasar aún más ese momento que, quisiera o no, debía llegar.

Seguía nervioso, en ningún momento bajaba la guardia. Las manos me temblaban constantemente y no paraba de pensar en las palabras que le diría a Aurora para pedirle matrimonio, simplemente no quería que me diese un ataque de ansiedad y que todo saliese mal delante de la familia de los Jordan y de los Dahoui. El corazón me latía tan rápido que tenía miedo de que de un momento a otro lograse perforar mi caja torácica.

Llegamos al comedor, el cuál constaba de una mesa rectangular de varios metros de longitud, con más de diez sillas a su alrededor. Yo decidí sentarme en uno de los lados, más pegado al lado izquierdo, frente a una ventana.

Y justamente cuando me quise dar cuenta, Aurora se había sentado enfrente mía.

De repente noté una leve patada bajo la mesa.

¡Ouch! ¿Qué quieres? — pregunté, visiblemente afectado por su patada.

— ¿Has traído... eso?— murmuró, con la mano en la boca.

— Obviamente.

— Bien, espero que todo salga bien— dijo orgullosa.

En ese momento se me revolvieron las tripas. Me estaba poniendo muy, pero que muy nervioso.

Fuimos interrumpidos cuando el cheff del palacio Jordan salió de la cocina con una bandeja en la mano cubierta con una tapa.

Señoges invitados, les tgaigo paga mostgagles los platos que hoy degugstagan de la mano de moi y de mis cocinegos— gritó el cheff, con un muy notable acento francés, que apenas me dejó entender lo que dijo.

" Señores invitados, les traigo para mostrarles los platos que hoy degustaran de la mano de y de mis cocineros"

De la bandeja que tenía en la mano, sacó un plato con algo irreconocible que tenía encima un trozo de 'hierba' y al lado, otro plato con un puré de verduras de color verde claro.

Explicó los componentes de cada plato, a los cuales yo no eché cuenta, y luego los mayordomos se dedicaron a repartir los platos a cada invitado.

Cuando vi aquella cosa extraña ponerse ante mí, retiré el plato suavemente con la yema de los dedos porque se me había quitado el hambre por completo. Aparte, sabía que eso no iba a llenar ni una cuarta parte de mi estómago.

— ¿No vas a comer? — preguntó, con el ceño fruncido Aurora.

— Me he quedado sin apetito— murmuré, diciendo la verdad, e intenté evadir el tema de conversación mirando a otro punto de la estancia, pero no funcionó.

— ¿Ni siquiera lo vas a probar?

Negué rotundamente con la cabeza, y sin tiempo, Aurora lo alcanzó para comerselo ella.
La miré con cara de asombro, y ella levantó la mirada del plato cuando se dio cuenta de ello.

— ¿Qué? — masculló, encogiéndose de hombros—. Amo la comida de mi cheff.

Yo levanté las manos en un gesto de "no hay ningún problema" y ella siguió comiendo, hasta haber acabado el plato por completo.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora