Only Angel

2.

Cuando Louis despertó, lo primero que escuchó fue la potente voz de su padre, que provenía del salón de su gran casa. Con los ojos aún entrecerrados bajó a desayunar.
Pasó frente la puerta del salón para ir a la cocina, pero la voz de su padre lo detuvo.

— ¡Hijo!

Entró en la sala y allí estaba su padre tomando una taza de café.

— Quiero verte bien vestido. Esta noche tenemos una cena con empresas de todo el país. — dijo orgulloso.

— Estupendo — dijo Louis con ironía en la voz, y entonces se fue a su habitación. Se le habían quitado las ganas de comer.

*

La corbata apretaba demasiado su delgado cuello y odiaba esa sensación de asfixia tan agobiante. Igual que odiaba las comidas de negocios de su padre. Era insoportable escuchar a todos esos hombres adinerados y sabelotodo hablar sobre empresas, dinero, acciones, firmas, proyectos, etc, y todo para ganar dinero y alimentar sus asquerosos egos. Pero no tenía otra alternativa. Como mínimo, cada mes, Louis y su madre tenían que acudir a esas reuniones con los compañeros de la empresa familiar. Detestaba a todas esas personas, incluyendo a su padre, que era una persona odiosa, egocéntrica y mal humorada la mayor parte del tiempo. Odiaba que fuese tan mala persona y tan convenido.

— Bueno Louis, cuentanme, — dijo el Sr. Jordan, limpiando su boca con una servilleta de tela— ¿Tienes pareja?

— No, realmente— admitió Louis con una sonrisa falsa.

—  Bueno, en realidad llevamos un tiempo buscándole una pareja a nuestro único hijo. —  dijo su padre en medio de la conversación.

El ceño del joven cayó hacia abajo. Aquello que su padre había dicho era totalmente falso, en ningún momento él se había preocupado por las relaciones amorosas de su hijo, y mucho menos había intentado buscarle una pareja.

— Oh, pues mi hija Aurora está soltera. Sería una gran apuesta para tu hijo Louis William.

— ¡Ya lo creo!— gritó su padre sonriendo triunfador.

En aquel momento Louis lo comprendió todo. La moneda luminosa del dinero se encendió en la vacía cabeza de su progenitor.

Pero Louis no quería tener una relación con una chica adinerada y caprichosa solo por complacer al poder económico de su padre. No se sacrificaría por semejante escoria.

Su madre, sin embargo, miró a Louis con ternura. Con sus ojos le dio apoyo. Le sonrió, y luego siguió escuchando a su marido.

El segundo plato llegó a la mesa cuando se acabó el tema de conversación. Y de repente, el Sr. Jordan habló.

— ¡Hablando de cosas bonitas! Aquí llega mi hija Aurora Jordan.

Una chica de largos cabellos rubios y un vestido rosa palo se acercó a la mesa. El padre de Louis le dio un beso en el dorso de la mano.

— Es un placer conocerla, señorita Jordan— habló, y a Louis le dio una arcada. Él nunca hablaba así, y lo hacía sólo para ser cordial y que las cosas funcionasen ente él y Sr. Jordan.

Ella se acercó al joven , y él se limitó a darle dos besos.

Se sentó en la silla que había frente a Louis. No paró de mirarle ni un solo segundo, y odiaba eso. Ella le dedicaba miradas y parpadeaba moviendo rápidamente sus pestañas maquilladas. Aquello comenzó a ponerlo muy nervioso.

— Disculpenme, voy a ir al aseo.

Louis se levantó cordialmente y fue al baño sin siquiera saber donde estaba. Dio varias vueltas por la estancia y finalmente llegó al aseo de caballeros. Entró y cerró la puerta tras de sí.
En realidad no quería usar el baño, solo quería que Aurora dejase de mirarle.

Se quedó un rato allí sin hacer nada, ya que nadie se acercaba a aquel lugar.

Más tarde decidió volver a la mesa, y por desgracia Aurora seguía allí.

Se sentó junto a su madre de nuevo y el Sr.Jordan habló.

— Como te estaba comentando Aurora, Louis William está interesado en ti.

La cara de Louis se volvió un cuadro. ¿Cómo que él estaba interesado en ella? ¿ Quién se había inventado semejante mentira?

Louis miró a su padre con desprecio, y se levantó de la silla.

— ¿A dónde vas?— preguntó el Sr.Jordan.

— A cualquier lugar... — hizo una pausa dramática y miró a su padre a los ojos— donde no se digan mentiras.

Y tras aquello, Louis se fui de allí. Anduvo sin saber a donde ir, él solo dejaba que sus pies decidiesen por él.

Se aflojó la corbata y la dejó colgando en su cuello; y desabrochó varios botones de su camisa

Estaba muy cansado de su padre, y no paraba de darle vueltas a que si su padre conseguía salirse con la suya, él tendría que estar con esa chica.
Sin darse cuenta comenzó a llorar de nuevo, y se sintió como una mierda de persona. No quería seguir viviendo con ese hombre porque nunca conseguiría ser feliz.

Iba tan sumido en sus pensamientos, que cruzó un paso de peatones sin mirar el color del semáforo y un coche hizo sonar su molesto claxon.

— ¡Estas loco!— gritó por la ventanilla.

Y estaba en lo cierto, se estaba volviendo loco por culpa de su estúpido padre.

[...]

Aquella media hora andando lo llevó al puente que cruzaba el río más importante de su ciudad. Era como el de San Francisco (o eso le parecía a él).

Apoyó sus brazos en la barandilla y observó el agua del río. Aquello hizo que las lágrimas volvieran a salir, y se mezclasen con el agua dulce que corría bajo el puente.

Era tanta la mierda que Louis guardaba dentro, que tuvo unas inmensas ganas de tirarse por el puente, pero obviamente no lo hizo.

De repente, a unos 5 metros, Louis notó la presencia de un muchacho que también se asomaba por la barandilla, pero no le dio importancia hasta que el muchacho habló.

— ¿Por qué lloras? ¿Puedo ayudarte?— preguntó, visiblemente preocupado.

— Eh... No, no te preocupes— Louis intentó secarse las lagrimas lo más rápido posible como si no hubiese ocurrido nada— Quiero decir... Oh, soy patético.

Louis en aquel momento se sintió avergonzado de sí mismo por lo patético que se veía.
Tierra trágame.

— A mí no me pareces patético. Todos lloramos alguna vez, ¿sabes?— protestó el  joven— Sólo quiero saber si te puedo ayudar en algo. Ya sabes, es raro. Aquí la gente solo viene para quitarse la vida.

Louis miró por primera vez al chico, pero no pudo obtener mucho detalle de él a causa de la oscuridad de la noche. Tan solo se sorprendió por los ojos verdes tan brillantes que tenía.

— Ha sido un problema familiar. Mi padre me está obligando a que me case y me he escapado de una reunión...— dijo Louis, sintiendo un pinchazo de ansiedad en el pecho— Da igual, creo que debería irme a casa.

Echo a andar, y recordó que no le había agradecido al chico por su interés, pero ya daba igual porque le daba vergüenza girarse otra vez.

— ¡Eh!— gritó de nuevo el muchacho. Louis se giró aturdido en su dirección — No me has dicho tu nombre.

— Me llamo Louis William— dijo, y se apresuró para irse de allí lo antes posible.

Ahora debía llegar a casa y enfrentarse a su dura realidad.