16.

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Abrí los ojos y lo primero de lo que me percaté fue del fuerte dolor de cabeza que tenía.

Jodida resaca.

Traté de que mis ojos se acostumbrasen a la luz del día que entraba por la ventana de mi habitación.
Necesitaba un vaso de agua lo más pronto posible porque ni siquiera tenía saliva en la boca.

Remoloneé unos minutos más en la cama, y después salí de ella.

Bajé las escaleras nervioso. Debía darle una explicación lógica a mi madre sobre todo lo que pasó ayer, y no sabía como empezar.

Entré en la cocina haciendo ruido para que mi madre se diese cuenta de mi presencia.

— Buenos días cielo — me saludó mientras limpiaba una parte de la encimera.

— Hola mamá.

Nos mantuvimos en silencio mientras yo sacaba de uno de los muebles una caja de cereales. Luego me dirigí a la nevera y saque un brick de leche.

— Hijo, necesitamos hablar — susurró, tratando de evitar un poco el tema —. Quise haber hablado contigo ayer, pero llegaste en la madrugada y tampoco pretendía presionarte o algo así.

Me mantuve en silencio. Eché los cereales en un bol, y encima puse la leche cuidadosamente para no derramar nada y manchar lo que mi madre había limpiado.

— Sí, lo sé, te debo varias explicaciones.

Miré a mi madre, y ya se había sentado en la encimera donde yo me estaba preparando el desayuno.

— Te escucho.

Tomé varias respiraciones. Estaba nervioso otra vez.

— Bueno, ya sabes que a mí no me gusta Aurora. Me gusta Harry— murmuré cabizbajo. No era capaz de mirar a mi madre a la cara.

— Lo sé. Estoy muy orgullosa de ti por habérmelo contado, sé que a veces no es fácil hablar de esos temas.— dijo, con una amplia sonrisa en la cara.

— Y bueno... Ayer me fui a un bar y bebí demasiado. Puede que se me fuese de las manos. Pero menos mal que Harry me encontró y me trajo a casa.

— ¿Te trajo él? Pensé que habías  venido sólo. — tenía el ceño fruncido en un gesto confuso.

— ¿Como iba a venir solo? Harry estaba conmigo en la puerta cuando entré en casa.— dije, recordando lo de la noche anterior.

— Louis, cuando yo salí a la calle para traerte a casa, no había nadie contigo. — me afirmó otra vez, y parecía muy segura de sí misma.

— Él estaba conmigo Jay. Además, antes de entrar en casa me di la vuelta para mirarlo por última vez.

Mi madre suspiró frustrada y se bajó de la encimera. Se puso frente a mí y me agarró de los hombros.

— Hijo, te prometo que allí contigo no había nadie. Cuando salí estabas allí parado, sin más, sólo.

Me quedé atónito. ¿Como iba a estar solo, si fue Harry quien me trajo hasta casa?

— Louis, ¿estás bien?. Tal vez fue una imaginación tuya por culpa del alcohol o...

— No fue por culpa del alcohol— la corté.

— ¿Entonces qué? A lo mejor deberías ir al médico o...

— No voy a ir a ningún lado. Harry estaba allí conmigo mamá. Y yo lo recuerdo perfectamente.

Me di la vuelta con mi tazón de cereales, y me fui a desayunar a mi habitación.

[…]

— Harry, ¿qué haces aquí? Hace frío. — le dije cuando me di cuenta de que estaba en la puerta de mi casa.

— Vine para ver como estabas después de lo que pasó ayer por la noche.

Cogí su brazo y tiré de él para que entrase en casa.

Subimos hasta mi habitación en silencio, y nos sentamos en la cama.

— Quiero pedirte perdón por haber sido así de duro contigo anoche. No me gustó lo que hiciste y estaba un poco enfadado. — murmuró arrepentido y avergonzado mirando sus manos sobre su regazo.

— No te preocupes, fui un estúpido al beber tanto. No sé en qué mierda estaba pensando.

Una risa se escapó de mis labios, y se la contagié a Harry, el cual rió conmigo también.

Entonces, sin venir a cuento, recordé aquella noche en la terraza de la reunión de empresas.

— Harry.

Llamé su atención. Él me miró cuidadosamente, con el semblante sereno.

— ¿Hm?

— ¿Qué pasó en la terraza el día de la reunión de empresas?— pregunté, y Harry tenía el ceño ligeramente fruncido mientras me escuchaba.

Oh...— de repente se puso cabizbajo —. Se nos fue un poco de las manos. Lo siento si te molestó ese intento de besarte, no quería...

— ¿Qué?— lo corté. Él me miró con un atisbo de aturdimiento en las facciones—. No me refería a eso.

— ¿Entonces? No te entiendo Louis— dijo realmente confundido.

Tras eso, se levantó de mi cama y se sentó en el suelo de mi habitación.

—  Harry, desapareciste de repente en la terraza cuando el hombre entró a llamarnos la atención.

Me miró a los ojos con el ceño fruncido —parecía que siempre tenía esa expresión en la cara— y negó con la cabeza.

— ¿Qué? Harry, vi como ya no estabas. ¿A dónde fuiste? ¿Eres un ninja?

Se le escapó una risa amarga, y luego volvió a mirarme. Abrió la boca para decir algo, pero en realidad no dijo nada.

— ¿Harry?— intenté que hablase, pero parecía haberse quedado en blanco.

— Iba a inventarme alguna excusa, pero creo que no puedo.

Eso me pilló por sorpresa. ¿Una excusa, para qué?

— ¿Puedes hacerme un favor? — preguntó, y lo miré interrogante —. Te prometo que después de este favor, te contaré la verdad.

— Está bien. Dime.

— Traeme un cuchillo de cocina.

¿Para qué quería un jodido cuchillo?

Acepte sólo porque sabía que me iba a decir la verdad, así que bajé para coger el cuchillo que me había pedido, y por suerte ni mi madre ni mi padre se encontraban en la cocina. Volví con el cuchillo cuidadosamente entre mis manos.

— Aquí lo tienes.— se lo entregué al chico que estaba de pie frente a mí.

— Vale. Ahora necesito que te sientes, por favor. Esto no va a ser agradable para ti.

— ¿Agradable? Harry, ¿qué mierda vas a hacer?.

— No quiero que te asustes, no quiero que grites.

Asentí con la cabeza. Estaba nervioso, y a la vez tenía miedo de lo que pudiese hacer.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora