17.

710 53 38
                                    

Harry me miró a los ojos y levantó la mano que sujetaba el cuchillo. Por un momento pensé que me apuñalaría, y eso hizo que me encogiera en mí mismo. Pero no fue así.

De repente solté un grito ahogado y me llevé las manos a la boca cuando vi, a cámara lenta, como el cuchillo atravesaba su abdomen.

En aquél momento yo no sabía que hacer, me quedé tapando mi boca, esperando algún gesto, algún grito, o algo por parte de Harry, pero no ocurrió nada.

Estaba encorvado sobre su abdomen, con la mano alrededor del mango del arma, y su cara estaba un poco descompuesta.

Lentamente sacó el cuchillo de su barriga, y lo tiró al suelo.

Estaba esperando encontrarme una gran mancha importante de sangre en su camiseta blanca, o un cuchillo ensangrentado, pero aquello no ocurrió. Su camiseta estaba intacta, a pesar de la raja que tenía.

Las lágrimas se acumularon en mis párpados después del susto que me había llevado, y una gran ira me sorprendió por dentro.

— ¿QUÉ MIERDA ACABAS DE HACER? ¡PODRÍAS HABER MUERTO!— grité, llorando.

— Pero no lo he hecho. Louis, no he muerto. No hay sangre, no hay herida. Nada.— se encogió de hombros.

Entonces caí en la cuenta de lo que había ocurrido.

— ¿C-como has hecho...— me paré, buscando las palabras exactas para definir lo que había ocurrido— ...eso?

— Ahora llega la parte en la que te explico las cosas y lo entiendes todo.

Acto seguido, me senté en la cama esperando a que Harry me diera explicaciones.

Éste jugaba con sus manos y no paraba de ir de un sitio a otro de la habitación, nervioso.

— Si te soy sincero — comenzó, y al final se sentó a mi lado —, no sé como empezar a explicarte todo esto. Siento que te voy a decepcionar y vas a dejar de verme de la manera en que lo haces ahora.

— Tú solo cuentame por qué ha pasado esto, y por qué apareces y desapareces de la nada.

— Bien...— cogió una inspiración profunda—. No estoy vivo.

¿Qué?

¿Como que no estás vivo? Harry, te estoy viendo ahora mismo.

— Porque solo tú puedes verme.

Fruncí el ceño, mostrando que no entendía nada.

— ¿Y por qué soló yo puedo verte? ¿Soy especial o algo así?

Harry me miró con un poco de humor.

— No, no eres especial. Déjame contártelo todo desde el principio.

Yo asentí, y esperé paciente a que comenzase a hablar.

—  Mi vida nunca ha sido la mejor y tuve una infancia muy dura. Crecí sin padre, y mi madre cayó en una depresión acompañada de alcohol y drogas. Había veces en las que me dejaba solo en casa durante días, y después volvía como si nada. Cuando cumplí 9 años apareció un hombre que consiguió sacar a mi madre de toda la mierda, nos ayudó económicamente y formó una nueva vida con nosotros. Por desgracia, cuando yo tenía 16 murió de un cáncer cerebral, y eso hizo que todo volviese a ser como al principio. Soló veía a mi madre algunas noches cuando venía a dormir. Llegó un momento en el que mi vida era un estorbo para mi madre y yo ya no quería seguir viviendo esa vida, así que fui al puente, y nos conocimos. Te vi y quise ayudarte en todo lo que estuviera en mi mano. Hablamos durante un rato, pero tenías que marcharte. Te despediste y me dejaste allí en el puente, pero a mí nadie me ayudaba, nadie estaba ahí para darme palabras de consuelo. Yo ya no tenía porqué vivir más. Antes de tirarme, le recé a dios para que estuvieras bien, para que tú no acabases de la misma forma que yo en aquel puente. Entonces salté al vacío, y la última imagen que tuve en mi cabeza fue la tuya — susurró al final, ya con las mejillas húmedas —. Al parecer Dios escuchó mis plegarias, quiso ayudarte y cuidarte. A cambio, me mandó a mí a la Tierra para que fuera tu ángel de la guarda, y nunca pensé que un ángel pudiera enamorarse de un mortal — hizo una pausa, y suspiró —. Supongo que mi cuerpo fue encontrado, y tuve un funeral, pero desde aquel día en que me despedí de mi madre y salí de casa para suicidarme, no he sabido nada más de mi familia.

Para aquel entonces, yo ya estaba llorando. En mi cabeza ya todo tenía sentido: por eso mi madre no lo veía, por eso sus labios estaban fríos, por eso siempre estaba en el momento justo.

— ¿Por qué lo hiciste? — susurré, con la voz temblorosa— ¿Por qué te tiraste?

— Porque mi vida ya no tenía sentido, porque estaba vacío, porque nunca tuve a nadie que me apoyase y me quisiera. Louis, ya no aguantaba el dolor que sentía en el pecho. Me había llevado tantos golpes durante toda mi vida, que ya no quería seguir viviendo algo tan injusto. Le fallé a mis amigos, le fallé a mi madre, le fallé a mi novia... Ya no merecía seguir viviendo.

Yo no podía parar de llorar.
Harry de verdad estaba muerto.

— ¿Y por qué no me lo dijiste antes?— pregunté con un nudo en la garganta.

— Ya te lo he dicho. Sabía que iba a decepcionarte.

Me dolía el pecho de tanto llorar, y Harry pasó un brazo por encima de mis hombros.

— Louis, no llores, aquí contigo soy más feliz.

Esa frase hizo que el enfado se apoderase de mi.

— Harry, yo no soy feliz si tú estás muerto. ¡Me he enamorado de un fantasma! No quiero hacerme a la idea de que nunca podré estar contigo — grité, y Harry me miró sincero. Suspiré — . Algún día te irás, ¿no es así?

Harry asintió cabizbajo.

— No puedo estar aquí toda la vida, Louis.

Yo me encogí de hombros.

— Está bien, Harry. Gracias por haberte sincerado, aunque sea demasiado tarde porque ya me he enamorado de ti perdidamente y no hay vuelta atrás.

— Lo siento — bajó la cabeza—. Mi intención era cuidar de ti.

— Lo sé. Y lo has conseguido.

Él asintió, y se levantó.

Quise agarrarle la muñeca para que se quedase aquí, pero no lo hice porque sabía que así era mejor.

Y se fue sin decir nada más.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora