22.

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— Harry— traté de llamarlo, pero siguió andando—. Harry, gírate. No he terminado de hablar contigo.

Pero no volvía.

Al final opté por levantarme y seguirlo. Me costaba llegar a él, ya que con esas piernas tan largas recorría el doble que yo, pero cuando finalmente estuve a su altura, lo agarré tan fuerte del brazo que hice que se girase torpemente, quedando otra vez frente a mí, mirándome.

Su piel de nuevo estaba fría.

Cuando hice contacto visual con sus ojos esmeralda, me percaté de que tenía lágrimas en ellos.

— Harry, ¿estas....

— Sí — me cortó, con la voz rota—, yo también tengo sentimientos, ¿sabías?

Me sentía mal por haberle hecho llorar. Para nada era mi intención, realmente no quería decir que toda la culpa fuese suya.

— No pretendía que me malinterpretaras, Harry. No quise decir eso.

Al parecer, ya se había rendido con su enfado hacia mí.

— Sí, está bien. Lo siento, no debería haber reaccionado así — dijo, tocando su pelo—. Es solo que... Llevaba mucho tiempo pensando en eso, que todo esto era mi culpa, y lo último que quería era escucharlo también de ti. — murmuró, herido.

Aquello me hizo un agujero en el pecho, e hizo que mi respiración se atascase.

— Siento mucho haberte hecho sentir así. ¿Podemos volver a sentarnos, y así puedo aclararte las cosas?

Él no dijo nada, y simplemente retomó sus pasos hacia el árbol. Se sentó, y levantó su brazo, haciéndome entender que me sentase ahí para que así pudiera pasármelo por encima de los hombros en un abrazo.
Lo hice, y me acurruqué en su pecho.

Me dispuse a hablar, pero mientras pensaba las palabras que iba a decir, un nudo se instaló en mi garganta. Joder.

— Estoy jodido porque no puedo querer a alguien más. No puedo simplemente olvidar lo que siento por ti. Nadie va a llenar este vacío como tú lo haces, ¿sabes?. A veces hay personas que encajan contigo perfectamente, y entonces no puedes dejarlas ir, y nadie puede venir a ocurpar ese lugar, porque no lo ocupan igual... Es difícil, da igual — dije, dándome por vencido.

Notaba como la mano de Harry hacía circulos irregulares en mi hombro, inquieto.

— Pero Louis, debes aprender a amar a otras personas. Ya sabes que yo no...

— Sí, lo sé — lo corté—, sé que tú no vas a quedarte para siempre. Pero simplemente no puedo querer a nadie como lo hago contigo — intenté decir, pero el nudo en mi garganta se intensificó, y sabía que podía llorar de un momento a otro.

Entonces, dijo algo que se quedaría marcado — de manera negativa— en mí durante toda mi vida.

— Louis, soy un fantasma, y no te puedes enamorar de mí.

Un jadeo se escapó de mis labios, y desencadeno el llanto imparable. Levanté la cabeza de su pecho, quedando cara a cara con él.

— Lo siento Louis, pero es la verdad. Y yo te quiero, pero es imposible.

Estaba enfadado, y no entendía por qué. Se suponía que aquello no me tenía que doler, pero en realidad lo hacía.

— ¿Y por qué es imposible? ¿Por qué simplemente no vivimos el momento? Me voy a casar en escasos meses y parece que te importa una mierda lo que pase entre Aurora y yo. ¿Sabes qué? Una vez que me case no va a haber vuelta atrás, y es probable que no nos volvamos a ver. Y puede que sea la peor decisión que tome, pero no tengo otra opción. Y parece que a ti te da igual todo esto — solté de repente, sin saber como, y espere una respuesta por parte del ojiverde.

Se quedó en silencio, y yo sabía que iba a decirme algo que me iba a doler, pero necesitaba escucharlo.

Me miró a los ojos, y luego apoyó la cabeza en el tronco para mirar al horizonte. Negó con la cabeza.

— Parece que no quieres entenderlo.

Deseaba darle un golpe en la cara en ese momento.

— ¡¿Entender el qué Harry?!— grité, enfadado.

— ¡Entender que a pesar de estar jodidamente enamorado de ti, no puedo quererte! Me dueles, joder, me dueles mucho Louis— dijo, frustrado —. Y estoy cansado de no poder besarte, por que sí, eso me causa dolor. No puedo ni siquiera tocarte por más de cinco segundos porque te congelo la piel. No puedo estar contigo porque no vivo, porque tengo miedo de que un día me vaya sin yo quererlo y no pueda despedirme de ti y te haga mucho daño. ¿Lo entiendes? Me duele no ser suficiente para ti — dijo, y en ese mismo instante pude ver como se rompía en mil pedazos.

Escuchar como su voz se quebraba, y ver como se desvanecía a cada palabra que decía fue lo más doloroso que me había pasado en toda mi existencia, pero era el chute de realidad que necesitaba en ese momento.

— No vuelvas a repetir eso — dije con la mandíbula apretada —. No digas que no eres suficiente para mí. Ni se te ocurra, por favor te lo pido.

— No lo soy — susurró con la voz temblorosa e inestable—. No puedo serlo, no puedo darte nada Louis, estoy literalmente vacío por la muerte. Y te juro, que ojalá pudiera darte todo lo que te mereces, pero no podré nunca.

Las lágrimas bajaban calientes por mis mejillas y tenía la vista borrosa.
Harry alzó su mano, y con su dedo pulgar limpió todo lo que era derramado por mis ojos. Entonces dejó una sensación fría por donde pasó su dedo, que no se iba.

— No llores, ¿está bien? No quiero que te destruyas por mi culpa — susurró Harry.

— No es por tu culpa. Es la mía, por haberme enamorado de ti tan rápido.

Entonces me miró fijamente a los ojos, y me perdí en sus orbes verdes. Se acercó poco a poco hacia mí, apoyó su mano en mi nuca, y yo intuitivamente cerré los ojos cuando noté como sus helados labios rozaban los míos.
Desesperado, empujé mis labios contra los suyos para tener un beso más profundo.
Al cabo de varios segundos en los que mis labios se durmieron a causa del frío, Harry se separó desesperado.
Posó la yema de sus dedos sobre sus labios, con una mueca de dolor.

— ¿Te duelen los besos? — pregunté, al ver su reacción.

— Sí, más de lo que te puedes imaginar.

Entonces quitó sus manos, y quedé asombrado al ver que sus labios ahora estaban de un color morado intenso.

— ¿Y entonces por qué me besas?

Él sólo se escogió de hombros.

De repente, me regaló una última mirada acompañada de una tímida sonrisa, y comenzó a desvanecerse como una espesa niebla en la noche, hasta desaparecer por completo, dejando una sensación fría e incómoda en el aire.

Y fue entonces cuando comprendí que de verdad me quería, a pesar de que nuestros besos quemasen más que el mismísimo fuego.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora