5.

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Me estaba poniendo mi traje de chaqueta favorito mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. No me podía creer que iba a ir a la mansión Jordan. Lo iba a hacer, me estaba viendo obligado a comprometerme con esa chica. Yo obviamente no quería, pero, ¿y si mi padre conseguía herir a mi madre? Nunca me lo perdonaría.

Mi madre entró en mi habitación, me miró a los ojos y pasó ambos dedos pulgares por mis ojeras quitando las lágrimas.

— Louis, siento mucho que todo esto esté ocurriendo.

— Mamá no quiero — dije hipando— no quiero ir, no quiero estar con esa chica.

Comencé a llorar aún más entre los brazos de mi madre.

— Todo va a estar bien, estoy segura de que no vas a tener que casarte con ella. Yo estaré a tu lado, ¿me oyes?

La abracé aún más fuerte. Susurré un te quiero casi inaudible.

Se oyó el claxon del coche de mi padre —el cuál rompió nuestro abrazo— y eso significaba que ya estaba en la puerta esperandonos con el motor encendido.

— Vamos Louis— me dijo mi madre cogiéndome de la mano—. Tu padre nos está esperando.

Y entonces sí, nos fuimos al recibidor de la casa.

*

La mansión Jordan era demasiado grande, más grande que mi casa, incluso. Tenía un gran jardín con una fuente y un lugar exclusivo para hacer comidas familiares al aire libre.

Cuando mi padre aparcó en la misma entrada de la mansión, un hombre se acercó a la ventana del conductor, recogió las llaves que le entregó mi padre, y más tarde se encargó de aparcarlo.

Nos acercabamos a la puerta y yo cada vez estaba más nervioso, las manos me sudaban y me temblaban las piernas. Tenía verdadero miedo.
Mi padre llamó al timbre y fue entonces cuando me di cuenta de que no había marcha atrás.

Un mayordomo nos abrió la puerta.

— Bienvenidos a la mansión de la familia Jordan. El señor Jean Jordan, la señora Thea Jordan, y la señorita Aurora Jordan les esperan en el salón central. Siganme, por favor.

El hombre comenzó a andar y nosotros le seguimos por los amplios pasillos de la casa. Llegamos finalmente al salón central, el cual era gigante y tenía cuadros muy viejos en sus paredes. La familia Jordan nos estaba esperando en la mesa.

— Señores, la familia Tomlinson ha llegado— dijo alto y claro el mayordomo.

Los tres miembros se levantaron y nos dimos la mano mutuamente.

— Es un placer estar aquí de nuevo, Jean. — dijo mi padre.

— El placer es mío— respondió.

Pasó un rato, cuando mi madre y Thea se fueron a dar un paseo por los exteriores de la mansión. Entonces mi padre y Jean se encontraban hablando sobre empresas y esos temas poco interesantes, hasta que de un momento a otro, mi nombre fue tema principal en la conversación.

— Louis William ha aceptado su petición — afirmó mi padre.

— ¿Entonces está de acuerdo en comprometerse con mi hija?— preguntó Jean algo indeciso.

— Por supuesto.

Mi cara se convirtió en una mezcla de emociones, y cuando mi padre se dio cuenta de eso, me mandó una mirada complice que me transmitió cierto pavor.

— Sí, señor Jordan — murmuré.

— ¡Estupendo! — gritó Aurora entusiasmada.

En ese momento una presión se instaló en mi pecho. Estaba muy asustado. Yo no quería casarme con esa chica.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora