En cuanto entré en casa, un silencio sepulcral se apoderó de mí. Me sentía cohibido cuando mi casa estaba vacía.
Aunque bueno, aquello nunca se había sentido como una casa para mí.
Subí a mi habitación, y por el camino me quité la corbata y desabroché varios botones de mi camisa.
Sentía como, según me iba acercando a la puerta de mi habitación, una sensación de vacío pesado se instalaba en mi pecho. Era desagradable, y lo único que quería hacer era llorar hasta quedarme dormido.Me senté en una esquina de mi habitación y no pude parar de pensar en Harry.
Deseaba que el chico apareciese de repente, como siempre lo hacía, en el momento exacto.
Pero no ocurria. Es como si esta vez él no supiera que yo lo necesitaba.
Y no sabía por que, pero sentía que él no iba a aparecer nunca más.¿Y si ya había desaparecido para siempre? ¿Y si no lo iba a volver a ver nunca más?
El nerviosismo no me dejaba tranquilo, sentía que me ahogaba. Necesitaba saber algo de Harry, pero sabía que aquella noche él no iba a hacer una de sus apariciones.
El agobio me asaltó y comencé a llorar. Lo necesitaba más que nunca. Esta vez todo me había sobrepasado. Había llegado al límite. Había tocado fondo.
No aguantaba más el dolor, y llorar ya no me parecía útil. Lo único que necesitaba era que todo el dolor se fuera de mí, que todos mis problemas se sintiesen ligeros y amenos. Pero no iba a ocurrir.
Necesitaba una manera de que aquel nerviosismo desapareciese.
Cigarrillos.
Busqué en mi mesa, entre todos los papeles, mi cajetilla de tabaco, y cuando la encontré, volví a sentarme en la esquina resguardada donde estaba antes.
Me llevé el filtro a los labios, y encendí la punta. El humo pronto inundó mis pulmones, y poco a poco la sensación de ansiedad fue disminuyendo.
Los ojos me escocían entre el llanto y el humo de mi cigarrillo, pero pasaba desapercibido porque el corazón me dolía aún más.
En un intento desesperado por calmar mi tristeza, apagué la colilla en mi mano, y el dolor agudo me hizo gritar y estremecerme.
Oh mierda.
La quemadura comenzó a sangrar un poco, se inflamó y tuvo mal aspecto.
Joder joder joder.
Tenía ganas de romperlo todo, de gritar hasta quedarme sin cuerdas bucales, de rasgar papeles y dar puñetazos.
Ataque de ira.
| la persona reacciona ante la injusticia u ofensa percibidas de forma repentina y violenta. Esta violencia puede manifestarse gritando, insultando, arrojando objetos, golpeando cosas, e incluso, agrediendo físicamente a las personas|Sin pensarlo dos veces comencé a darle puñetazos a la pared que se encontraba a mi derecha. No notaba dolor, no pasaba el tiempo, yo solo perdí la razón y la conciencia.
Cuando fui consciente de lo que acababa de ocurrir, volví a llorar. Mis nudillos se habían llenado de sangre y heridas, manchando a la vez las paredes. Tenía los dedos rojos, y más tarde se pondrían morados probablemente.
Ahora sí notaba dolor. Era un dolor insoportable. ¿Por qué era tan estúpido? ¿Por qué no podía simplemente dejar de hacerme mierda a mí mismo?
Las lágrimas seguían saliendo de mis ojos sin parar, y apoyé la cabeza en la pared.
Estaba cansado.
Quería volver a ver a Harry.
Quería poder estar con Harry.Pero él no podía volver a la vida.
¿Por qué no me iba yo a su lado?
Escuché la puerta de mi casa abrirse. Supuse que mis padres habían llegado. Pero me dio igual. Me daba igual que me encontrasen ahí, sangrando y llorando. Ellos ya sabían que su hijo estaba loco.
Dos suaves toques sonaron en mi puerta. No dije nada.
La puerta se abrió poco a poco, y lo único que pude ver fue la cara de pánico de mi madre. Tenía los ojos como platos y la mandíbula desencajada. Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas.— Oh mierda, ¿Louis que has hecho?
Se tiró al suelo, donde yo estaba. Tomó la cajetilla de tabaco y la tiró lejos de mí. Cogió mis manos entre las suyas, y las miró con pavor. Podía notar la decepción y el miedo en sus ojos. Sollozó, y luego hizo contacto visual conmigo.
— ¿Por qué lo has hecho, Louis? ¿Por qué? — preguntó angustiada.
Sus palabras temblorosas me hicieron llorar. No podía aguantarlo más.
— Mamá no puedo soportar esto más. Yo quiero a Harry, quiero estar con él, lo quiero con toda mi vida. No quiero seguir viviendo así.
Ella lloró mas fuerte cuando vio mi dolor, cogió mi cabeza y la apretó contra su pecho mientras me daba suaves caricias.
— Louis ¡Harry no existe! No hagas esto más difícil. Vas a salir de tus problemas mentales, te lo aseguro, pero no digas que amas a Harry. Él no existe Louis, no es real.
— Sí lo es, yo lo sé. ¡Harry es real!
Deshice nuestro abrazo bruscamente y la miré a los ojos.
— No tomaré más tu estúpida medicina, no volveré a ver a ese estúpido médico. Estoy cansado mamá.
— Louis por favor, no lo hagas más difícil de lo que ya es. Yo solo quiero que estés bien, no quiero que nada malo te pase.
— Si no me crees, no voy a estar bien. Necesito que creas que Harry es real. Mamá, soy tu hijo, créeme.
Mi madre me miró confusa. Cuando suspiró, supe que no me creía.
— Louis...— volvió a suspirar—. Estás enfermo. Lo siento.
Se levantó lentamente con todo el dolor de su corazón, y abandonó mi cuarto dejándome vacío y dolorido.
Cuando ya la noche llegó, me di una ducha, me limpié los nudillos y me fui a la cama. Pero no pude dormir, porque mi mente no estaba en su lugar y muchas cosas me estaban aturdiendo.
Me moví de un lado a otro, inquieto entre las sábanas, tratando de encontrar una manera de poder ver a Harry y de acabar con todo el dolor.
Entonces supe que debía ir al puente, que debía reunirme con Harry.
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Only Angel
FanfictionLouis nació en el seno de una familia adinerada, empresaria. Odia la vida que lleva. Odia a su familia en general. Hasta que un día, sin apenas darle tiempo a parpadear, está a punto de casarse con la hija de un empresario multimillonario por oblig...