A la mañana siguiente, bajé a la cocina para hacerme el desayuno.
Cuando entré, mi madre estaba pacientemente sentada en una de las sillas del comedor, esperándome.
— Eh... Buenos días — dije en tono de pregunta, no muy seguro.
— ¿Te importaría sentarte un momento, Louis?
Con el ceño fruncido, me senté donde me dijo, inseguro y nervioso por lo que podía ocurrir. Me mantuve en silencio esperando a que comenzase a hablar.
— Tu comportamiento me ha parecido últimamente...— dijo, y bajó el volumen, susurrando— …extraño. Y no quiero que te pase factura todo esto que está ocurriendo.
Se cayó. Yo me quedé esperando algo más, pero no dijo nada.
— ¿A dónde quieres llegar con todo esto?
Tragó saliva, y susurró:
— Te he cogido cita para el psicólogo. Esta tarde vendrá a verte.
Me quedé atónito. La rabia se desató dentro de mí.
— ¿¡Que has hecho qué!?— grité, alterado.
— He llamado a un psicólogo — repitió —. Pero Louis, es por tu bien. Solo te hará unas preguntas para saber como está tu salud mental.
— Yo estoy bien con mi "salud mental"— imité su voz—, y no me hace falta ningún psicólogo.
— Eso lo dirá el médico esta tarde.— dijo indignada.
Se levantó de la silla y se marchó del comedor un poco enfadada.
Fui a tomar una ducha mientras pensaba en lo que iba a pasar esa tarde.
Realmente me gustaba hablar con gente, pero odiaba que me hicieran preguntas estúpidas típicas de psicólogos. Y no por nada, sino porque yo estaba bien de la cabeza, y un par de preguntas no podrían decir lo contrario.
[…]
Estaba sentado en el borde de la cama esperando a que pasase algo mientras miraba el suelo.
Estaba sumido en mis pensamientos, y conseguí perder la noción del tiempo.
El ruido del timbre me sacó de mi viaje, y entonces supe que el psicólogo estaba aquí para mi cita.Comencé a ponerme nervioso sin motivo, y el corazón se me estaba desbordando.
Un golpe sonó en la puerta de mi habitación. Se fue abriendo poco a poco, y mi madre asomó la cabeza.
— Louis, tu psicóloga ya llegado. La sesión será aquí en tu habitación, ¿te importa?
Negué con la cabeza.
¿Había dicho psicóloga?Una chica con el pelo anaranjado y los ojos azulados se asomó por la puerta. Según mi parecer, rondaba los 30 años y era de una estatura más bien baja.
— ¿Puedo pasar? — preguntó tímidamente.— Mi nombre es Kim.
Asentí repetidas veces, y me levanté para darle la mano. Su mano estaba muy suave, y desprendía un olor muy dulce.
— Toma asiento, por favor — le dije.
Ella retiró la silla que normalmente estaba en mi escritorio, y la acercó a la cama. Yo me senté sobre mi cobija.
— Está bien...— murmuró revisando unos papeles. Chasqueó la lengua, mientras movía sus ojos a través de las hojas, con el ceño ligeramente fruncido—. Tu nombre es Louis William Tomlinson, tienes 21 años, naciste en Doncaster el día 28 de diciembre, no tienes antecedentes penales, y nunca has asistido anteriormente a un psicólogo. ¿Todo correcto?.
Asentí con la cabeza de nuevo. Me había decidido a no decir nada.
— Vale, ahora hablemos sobre ti — me dijo, y cogió un bolígrafo para comenzar a escribir en su pequeña libreta—. Según me ha dicho tu madre, ha notado comportamientos extraños en ti. Dice que hablas de un chico llamado Harry, el cuál ella no puede ver. ¿Cierto?— moví mi cabeza, no sabía si asentir o negar —. Louis, explicame esto con tus palabras.
Me paré un momento a pensar. ¿Qué se suponía que tenía que contarle? ¿Que mi madre pensaba que estaba loco?
— No lo sé. Yo tengo un amigo que se llama Harry. Nos vemos muy a menudo. Mi madre dice que no es capaz de verlo, pero yo sé que él no es producto de mi imaginación.
— ¿Y por qué estás tan seguro de ello? ¿Él te ha contado algo?
— Sí. Él no es un amigo imaginario o algo así — dije—. Estoy seguro.
— ¿Como os conocísteis?— me preguntó mientras anotaba en una hoja lo anterior dicho.
— Lo conocí en el puente del río. Yo estaba llorando y él quiso ayudarme. Después de eso nos seguimos viendo.
— ¿Por qué estabas tú en el puente? ¿Tuviste algún tipo de pensamiento suicida que te impulsó a ir a aquel lugar?— pareció interesarle.
— No, no. Llegué allí por pura causalidad.
— ¿Y él por qué estaba allí? ¿Conoces si tiene algún tipo de trastorno mental?
Me quedé en silencio. No sabía si ella era realmente una persona de confianza, y no estaba seguro de si debía contarle ese tipo de cosas o no.
— Louis...— intentó captar mi atención, pero yo me negué a hacer contacto visual con ella —. Estoy intentando ayudarte. Nada de lo que me cuentes sobre Harry saldrá de aquí, tu madre no sabrá nada. Yo solo quiero saber que todo dentro de tu cabeza está bien.
Suspiré frustrado. Realmente quería que alguien me entendiera.
— Yo... Bueno, Harry me contó ayer que él se suicidó el día que lo conocí en el puente. Su vida no había sido la mejor. Dios lo mandó de nuevo a la Tierra para cuidar de mí, por eso solo yo puedo verlo.
Kim me miró con el ceño fruncido en un gesto de preocupación. Anotó algo en su libreta, y volvió a observarme. Su cara no expresaba nada.
— Louis, ¿puedes distinguir lo ficticio de la realidad?
Asentí con la cabeza.
— ¿Alguna vez has sentido unas ganas imparables de asesinar a alguien?
— ¿Qué? ¡No!
Por alguna razón, aquello me había molestado. ¿Tenia cara de asesino serial?
— Louis, si te soy sincera, creo que debes pararte a pensar. ¿Crees realmente que lo que te cuenta Harry puede ser real?
Pensé por unos instantes. ¿Harry era real? Yo estaba seguro de que sí lo era.
Me encogí de hombros.
— Yo creo en Harry firmemente. Él nunca me mentiría.
— Louis... Sabes que los ángeles no existen, ¿verdad?— preguntó compasiva.
Yo la miré a los ojos en un gesto de desprecio.— Tal vez no existan, pero Harry sí existe. Yo puedo tocarlo, yo puedo verlo, él... Él no puede estar mintiéndome.
Realmente algo dentro de mi pecho dolía, supongo que era la frustración de no poder hacer entender a los demás que Harry era real al cien por cien.
Las lágrimas se estaban acumulando en el filo de mi párpado sin un por qué, y no quería llorar, pero en aquel momento la angustia me estaba desbordando.Kim siguió escribiendo cosas en su cuaderno. Luego levantó la mirada, me observó, y suspiró cansada de, probablemente, haber escuchado mi testimonio cientos de veces.
— Louis, Harry no existe.
Entonces, algo dentro de mí se rompió.
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Only Angel
FanfictionLouis nació en el seno de una familia adinerada, empresaria. Odia la vida que lleva. Odia a su familia en general. Hasta que un día, sin apenas darle tiempo a parpadear, está a punto de casarse con la hija de un empresario multimillonario por oblig...