Only Angel

8.

La musica que ponía el padre de Louis en el coche apestaba, y eso era algo que al joven le molestaba mucho.
Es más, aquel día estaba más molesto de lo habitual: tenía que ir a la mansión de los Jordan, para ver a su estúpida prometida, mientras su padre escuchaba música anticuada, y además, aquella mañana, había derramado café en su pijama favorito.
Miraba por la ventana de su coche mientras veía pasar los árboles a una velocidad descomunal.

— ¿Louis, estás bien?— le preguntó su madre, que lo miraba desde el asiento del copiloto.

— ¿Debería estar mal?— contestó Louis, de nuevo, enfadado y sin despegar su mirada de la ventana.

La madre se quedó callada.

— No le hables así a tu madre, Louis William— reprochó el padre, y aquello fue el detonante para que Louis definitivamente se enfadase con el mundo en general.

¿Por qué la gente tenia que ser así con él?

El coche se paró en la puerta de la casa, y el aparcacoches se llevó el vehículo familiar para aparcarlo a saber donde.

Louis tenía cara de no me toques o explotaré, y el mayordomo al verlo se asusto bastante, pero, ¿quien era él para negar que un mal día lo puede tener cualquiera?

En el salón se encontraban Jean, Thea y Aurora. El padre y la madre de Louis saludaron a cada miembro de la familia Jordan, y Louis se dedicó a poner cara de fastidio.

Cuando todos estuvieron sentados, comenzaron a hablar de la Navidad.

— Nosotros iremos a una casa de lujo que tenemos a las afueras de Austria — comentó Thea.

Louis rodó los ojos, molesto. No aguantaba ni un segundo más allí dentro.

— ¿O sí? Eso tiene que ser fantástico — dijo la madre de Louis.

Su padre se mantenía al margen de la conversación, mientras pensaba en —seguramente— dinero y más dinero.

En un momento dado y sin que nadie se diera cuenta, Jean Jordan se levantó de su asiento. Louis vio como poco a poco se acercó a él con mucho sigilo, se agachó a la altura de su oreja, y le murmuró:

— Te veo en el jardín.

Y se fue, sin levantar las sospechas de nadie.

Louis fruncio el ceño. ¿A qué demonios había venido eso?

Las mujeres seguían hablando. "El mejor regalo de navidad sería un yate privado".

Louis lentamente y sin hacer mucho escándalo, se levantó de su asiento y comenzó a andar hacia la salida.

Pero claro, su padre tuvo que estropearlo todo.

— ¿A dónde vas, Louis William?

Toda la sangre de Louis se agolpó en sus pies, y nervioso, comenzó a tartamudear.

— Ehm... Voy al aseo, si me disculpan.

Thea y sus padres se quedaron mirandolo por unos instantes, hasta que la conversación normal volvió a fluir.

Uf, por los pelos.

Cuando por fin consiguió salir de allí, intentó buscar el lugar donde se encontraba Jean, porque el jardín era demasiado grande.

Anduvo durante 5 minutos — o incluso más — hasta encontrar a Jean de espaldas a él.

Se acercó a él. Mantenia una postura totalmente recta y con la cabeza bien alta. Cuando estuvo a medio metro del señor, habló.