3.

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Era ya muy tarde, la luna estaba en el cielo y las calles se encontraban en total silencio. Louis volvía a casa en la madrugada, y tenía miedo de lo que podía encontrarse a llegar. Su madre estaría jodidamente preocupada, y su padre, rojo por la ira.

Andaba por la calle en la que se encontraba su gran casa. Por suerte para él, las luces estaban apagadas, y eso quería decir que sus padres no estarían para recibirle.

Metió sus manos ansiosas en el bolsillo de su chaqueta y sacó un puñado de llaves, metió la correspondiente en la cerradura principal y entonces la giró intentando no hacer mucho ruido. En cuanto su pie derecho pisó el suelo del interior de la casa, la luz de la sala se encendió.

Su madre apareció corriendo hacia él y envolvió sus brazos al rededor de su cuello, dándole un largo abrazo.

— ¡Louis William Tomlinson! Me tenías muy asustada. Pensé que te había pasado algo.

— No, por desgracia — dijo con total sinceridad. Su madre le miró un poco enfadada, y sabía que no le gustaba lo que había dicho, pero le daba igual.

— Tu padre está muy enfadado. Te pido por favor que subas lo más rápido posible a tu habitación.

Podía notar el miedo en la voz de su madre. Asintió ligeramente y le acarició la mejilla.

Louis entró del todo en casa, y pasó muy rápido por la puerta de la sala de estar para no llamar la atención de su padre, pero cuando sus pies comenzaban a pisar las escaleras, la voz de su padre le hizo dar un salto.

— ¿A dónde crees que vas?— gritó enfadado — Ven aquí.

Louis se quedó paralizado unos instantes, pero se apresuró porque su padre odiaba esperar.

Cuando llegó a la puerta de la sala, encontró a su padre sentado en una silla alejada de él. Le miró a los ojos, y luego de arriba a abajo le inspeccionó. Devolvió su mirada a los ojos de Louis. Podía ver su enojo a 4 metros de distancia.
Sus piernas comenzaron a temblar literalmente cuando éste hombre se levantó de su asiento y comenzó a andar lentamente hacia el joven.

Oh mierda, oh mierda, oh mierda.

Dejó de respirar cuando se encontraba a unos centímetros de él, con la cara roja y el ceño fruncido. Su mano se levantó a su altura e impactó en su mejilla izquierda.

— Eres un maricón — le dijo entre dientes — ¿Como coño se te ocurre dejarme en ridículo delante del Sr.Jordan, pedazo de inútil?

La mejilla de Louis comenzó a arder mucho, y mientras tanto, escuchó un llanto que provenía de sus espaldas, y al segundo supo que era su madre.

— Vuelves a hacerme algo así, y te vas de mi puta casa, ¿te enteras?— dijo.

Su cara estaba tan cerca de la de Louis que él había dejado de respirar por si acaso eso también le molestaba. No se atrevía a asentir o a emitir algún tipo de sonido. Las piernas le estaban temblando cada vez más.

— ¿TE ENTERAS?— gritó mucho más alto. Instantáneamente dio un brinco hacia atrás y asintió muy ligeramente — Genial, ahora vete, no quiero verte la cara.

Con lágrimas en los ojos Louis salió de la sala de estar, y su madre le siguió hasta la habitación. Su brazo lo paró antes de poder pasar por la puerta. Se giró sobre sus talones y le dio un fuerte abrazo.

— Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento — repetía una y otra vez— Lo siento.

— Deja de sentirlo mamá, no ha sido tu jodida culpa ¿vale? Ahora vete. Quiero dormir.

Su madre asintió con la cabeza, le dio una caricia en la mejilla, y se marchó.

En cuanto la puerta se cerró, las lágrimas aparecieron en los ojos de Louis y una gran angustia invadió su pecho. El cuerpo le ardía por dentro, y la tristeza estaba inundando sus pensamientos.

¿Por qué tienes que ser así, papá? — susurró para sí mismo— ¿Por qué tuviste que nacer, Louis?

Se dirigió al baño que se encontraba en su habitación. Se miró al espejo y vio la gran mancha roja que estaba sobre su mejilla. Cogió un poco de agua fría y mojó la zona que minutos antes había sido golpeada. Un suspiro salió entre dientes a causa del escozor. Se secó la cara con una toalla y volvió a observar su reflejo en el espejo. Tenía los ojos hinchados, adornados con unas grandes ojeras, media cara de color rojizo... Empezó a llorar de nuevo, y la pena se hizo presente en su llanto. Estaba cansado de todo lo que le había tocado vivir durante 21 años de su vida.
Se tapó la cara con las manos y se deslizó por la puerta hasta el suelo.

[...]

Despertó, y lo primero que pudo notar fue que no estaba en su cómoda cama. Miró a su alrededor asustado. La bañera, el lavabo, el wc... Se había quedado dormido en la puerta del baño.

Joder Louis.

Aprovechando la ocasión, se dio una ducha y se lavó los dientes, para luego bajar al salón.

Sabía que su padre seguía enfadadisimo con él, pero no iba a dejar por encima de nada que le pisoteara a su antojo.

Cuando llegó al salón, su padre estaba leyendo el periódico del día. Su cara estaba seria a la vez que serena.

Louis se sentó silenciosamente en la mesa a tomar un vaso de café, cuando la voz de su padre lo sacó de sus pensamientos.

— Buenos días hijo — le habló con la voz calmada. No hubo respuesta — Ya veo...— suspiró— Bueno, he estado hablando con el Sr.Jordan. Yo me encargué de pedirle perdón de tu parte. Aceptó la disculpa encantado. No está para nada molesto, eso quiere decir que la propuesta de su hija sigue en pie.

Louis pudo ver en su cara una amplia sonrisa, y las entrañas se le hicieron un nudo.

— ¿Y?— preguntó, dándole un sorbo a mi café.

Su padre le miró interrogante.

— ¿Qué quieres decir con Y ?

— Que me da igual lo que hayas hablado con Sr.Jordan. No voy a aceptar la propuesta de su hija.

— Te digo yo a ti que sí la vas a aceptar— dijo enfadado.

— ¿Porque tú lo digas?— preguntó Louis alterado. Estaba empezando a cansarse otra vez.

— Te conviene no llevarme la contraria... ¿o a caso quieres que te arruine la vida?— preguntó cortante.

— Vivo contigo en la misma casa, no hay peor ruina que esa.

— Pues por el contrario... ¿prefieres que le arruine la vida a tu queridisima madre?

En aquel momento Louis quiso escupirle en la cara a ese maldito idiota. ¿Quien se creía que era para hablar así de su madre?

— No le toques ni un pelo a mi madre, ¿te enteras?

— Pues entonces ya sabes lo que tienes que hacer, Louis William.

Su piel se quedó pálida. Se quedó perdido en aquellas palabras.
Tenía miedo. ¿Y si realmente le hacía daño a su madre por su culpa?

Sin decir nada más, Louis se levantó de allí, y se fue de casa.

Only AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora