ＮＵＥＳＴＲＯ ＳＥＣＲＥＴＯ || ʏᴏᴏɴᴍɪɴ•ᴊɪᴍsᴜ

Capítulo 10: Mareos

—¿Seguro estás bien?

Hoseok había llegado hace una hora a mi casa y nos encontrábamos recostados en mi cama, viendo el techo.

—Ya te dije que sí, joder.

Frunce el ceño, se levanta para recargarse en su codo y mirarme desde arriba e inspeccionaron el rostro.

—No importa lo que digas, yo sigo viéndote raro —murmura, volviendo a recostarse. —Soy tu amigo desde hace años, ¿Dónde quedaron todos esos secretos que nos contábamos sin importar lo ridículos que fueran?

—Hoseok...

—¿O es que ya olvidaste quién te pasó papel de baño en la fiesta de tu primo ya que llevabas media hora ahí dentro? ¡Tenías marcado el inodoro en el trasero!

—Ya, lo recuerdo, pero...

—¿Ya olvidaste esa vez que te echaste un pedo en el salón de clases pero como estaba la chica que te gustaba, fingí que había sido yo? ¡Por cierto, ¿Qué diablos habías comido ese día? ¡Me ardieron los ojos!

Rodé los ojos y me puse el brazo sobre ellos.

—¡Y como olvidar aquella vez que...!

—¡Ya, ya, de acuerdo! —le pongo la mano sobre la boca, mirando de la ventana a la puerta y viceversa. Jimin entraba cuando quería y sin avisarme lo cual me puso los cabellos de punta. —¡Te diré lo que pasa!

Me siento en la orilla de la cama, seguido por el. Tenía que contarle a alguien o de lo contrario, explotaría.

—Esto... Hoseok, es algo delicado —susurro soltando un suspiro y tallandome los ojos.

—¿Te llegó la regla?

—No digas pendejadas.

—Mmh —se acerca más a mí, pasando su brazo por encima de mis hombros.—Sabes que puedes contarme lo que sea que esté dando vueltas en esa cabecita.

—Imbécil —solté una carcajada, viéndolo de reojo. —No puedo mentirte.

—Entonces cuéntame que te pasa.

Su sonrisa consiguió darme confianza, por lo que al fin tuve el valor de decirle a alguien algo que ni siquiera mis almohadas sabían.

—Estoy enamorado de Jimin.

—No me chingues.

—¡Chicos, bajen a comer! —el grito de mi mamá se escuchó, haciendo que mire a Hoseok nuevamente.

—Yo...

—Quiero decir, lo sospechaba pero esperaba que solo fueran imaginaciones mías. Ni siquiera estoy seguro de alegrarme por adivinarlo.

—Hoseok..

—Descuida, Hyung, no le diré a nadie pero contestame una pregunta.

Asentí con la cabeza, dándole a entender que pregunte.

—¿Tus sentimientos son correspondidos?