—¡Dios santo, pero que trasero tan jugoso! —canturrea a tres metros lejos de mi.—¡Tantas curbas y yo sin frenos!
—¡Ven acá maldito pervertido!
—¡Estaba jugando, hyung!
—¡Ven aquí, Jiminnie! —grité, corriendo trás de el como dos niños pequeños. —¡Ya verás cuando te atrape, mocoso!
¿La razón por la que tenía intenciones de matarlo?.... ¿Realmente necesito alguna razón?
Jimin soltó una risita y dió un fuerte brinco, saltando de una piedra a otra en medio del río en el que estábamos, cerca de la cabaña.
—¡Yoonie, ¿te gustó morder la almohada, amor?! —se mofó. —¡¿Deberia comprarte un vestido?!
Ahí tienen su razón.
El río es verdaderamente hermoso. El agua parece estar completamente limpia, libre de contaminación y el pasto además de los árboles le da un toque despampanante. El sol brilla aún más que otros días y no parece a ver señales de lluvia así que estaremos bastante tiempo por aquí. El canto de los pajaros es algo capaz de tranquilizar hasta a la persona más estresada que exista en este planeta... bueno, la mayoria por lo menos.
Persigo a Jimin con una enorme sonrisa estampada en mi cara. Los pies de Jimin se enredan y este cae de bruces sobre el pasto, metiendo las manos para no golpearse el rostro. Aprovecho ese momento para caer encima de el, dejando caer mi peso completo sobre el logrando sacarle un quejido por el movimiento brusco.
El sonido que sale de sus labios, lleno de felicidad, hace que mi pecho retumbe por la emoción.
Poso mis manos sobre sus caderas y sin ningún aviso previo, introduzco mis manos por debajo de su ropa y empiezo a recorrer sus costillas, haciendo que se retuerza debajo de mi.
—¡H-hyung, b-basta! —grita tratando de alejar mis manos de un manotazo, riendo como idiota por las cosquillas que le estoy haciendo. —¡Hyung!
—¡No hasta que digas que tu eres el pasivo! —grito intensificando las costillas por lo que el se parte en risa dándose por vencido. —¡Te escucho!
—¡N-No quiero ser el pasivo!
Le doy media vuelta para que quede acostado boca arriba, aún debajo de mi pero sus piernas se cierran impidiendome el paso cuando intento meterme entre ellas asi que le subo la playera con una sonrisa socarrona y dirijo mi boca hasta su ombligo.
—¡No, Hyung, no!
Me burlo tomando aire y sacándolo con fuerza sobre su vientre, provocando que salga un sonido ahogado y le provoque más cosquillas. —¡Tengo un trato, tengo un trato! —chilla sujetándose la barriga.
—Te escucho —arqueo una ceja con mis dedos danzando sobre el botón de sus jeans.
—En días festivos tu serás el pasivo y el resto del tiempo lo seré yo —muerdo mi labio tratando de evitar soltar una carcajada pero fallo en el intento.—¡Pero si es un buen trato, Yoonie!
—Yo quiero los días festivos y el resto del año también.
—¡No es justo, hyung!
—La vida no es justa, cariño.
—¡Hyung, como tu novio y futuro prometido, exijo metertela cuando yo quiera!
—De acuerdo, Minnie —digo sonriendo como idiota.—Pero no seas tan brusco, anoche casi me rompes el culo. No me malentiendas, me gustó pero me duele aun al moverme.
Sus mejillas se sonrojan fuertemente pero termina asintiendo.
El resto del día nos la pasamos en el pasto, rodando y cubriendonos de tierra, abrazados. Repartiendo besos por todas partes y risas.
Al llegar la tarde, unas gotas de lluvia anuncian que empezará a llover; adiós a mi pronóstico del clima.
Volvemos a la cabaña e inmediatamente nos damos una ducha -juntos, por supuesto- para después terminar los dos limpios desparramados sobre el sofá viendo una vieja película de zombies llamada "El despertar de los muertos". Jimin coje un puñado de palomitas y se endereza un poco, estirando su brazo para darme de comer palomitas en la boca las cuales acepto no sin antes darle un pequeño beso a sus dedos las cuales sostienen la chatarra. Mastico con cuidado la palomita al darme cuenta de que tiene un hueso el cual no se alcanzó a hacer bien. Jimin suspira y lo volteo a ver; se ve perdido en sus pensamientos, con una sonrisa nostalgica mirando a la nada. Hago una mueca cuando una lagrima le empapa la mejilla asi que sin pensarlo, me acomodo en el sillón para tres personas, halandolo para que recargue su cabeza en mis muslos.
Nuestra mirada se encuentra y no dudo en agachar mi cabeza para dejarle un beso en la frente.
—Gracias, hyung —dice en un susurro.
—Sabes que siempre estaré aquí para ti —digo acariciandole el cabello con ternura.
Pero claro, uno nunca sabe lo que puede pasar después y eso me quedó bastante claro esa misma noche.
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Si, lo sé.
Pero tarde o temprano esto tendría que pasar :'v
Demonios, me encariñé con este fanfic jajaja :'c
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