| Primera Parte de la Trilogía "Leyenda" |
"El límite entre lo correcto e incorrecto es endeble".
La humanidad ha llegado a la cúspide de su evolución, sin embargo la vida en la Nueva Tierra no es pacífica.
La guerra ha transformado los ideales de...
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El astro mayor emergió en el horizonte de la Nueva Tierra, iluminando las calles de la Capital de la Federación. La vida automotriz pública y privada tomaron el control de las calles mientras los pequeños negocios abrían sus tiendas para así, adueñarse de todas las calles, esto marcaba el comienzo de un nuevo día.
En una de las calles más solitarias, alejadas y privadas de la Capital, se encontraba el modesto departamento de la familia Márquez, ahí, un rebelde rayo de luz penetró por la ventana de Emmanuel Ferrel, este impactó en sus ojos cosa que lo hizo despertar en el acto.
—Todavía es temprano... —balbuceó Emmanuel, y giró de más, cayéndose de la cama. El piso tembló y con ello, el niño comenzó a llorar—. ¡Mamá!
Sofía Márquez se encontraba haciendo el desayuno cuando escuchó que su pequeño hijo la llamaba a llantos. Apagó la estufa y corrió hacia la pequeña habitación del bodoque, encontrando a este llorando en el piso.
—¡Piltzin! —exclamó Sofía, acercándose y llevándose a su seno a su hijo—. ¿Qué ha ocurrido?
—Me caí de la cama —susurró Emmanuel, conteniendo el llanto y mirando con recelo el rayo de luz que pegaba a su almohada, lo señaló y sacó su lengua—. ¡Tú me tiraste!
Sofía observó la dirección hacia donde apuntaba su hijo, sorprendiéndose por la inocencia de este. Ella comenzó a reír.
—¿Te tiró un rayito de sol, cielo? —preguntó divertida, despeinándolo. Él asintió con orgullo—. Intentaré que la cortina esté bien cerrada la próxima vez. Vamos a desayunar.
Emmanuel saltó de la alegría y tomó de la mano a su madre, los desayunos de esta eran los mejores.
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