| Primera Parte de la Trilogía "Leyenda" |
"El límite entre lo correcto e incorrecto es endeble".
La humanidad ha llegado a la cúspide de su evolución, sin embargo la vida en la Nueva Tierra no es pacífica.
La guerra ha transformado los ideales de...
"Las únicas conquistas que son permanentes y no dejan lamentos, son las conquistas sobre nosotros mismos".
Napoleón Bonaparte—.
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El androide volvió a aparecer en el antiguo cuarto oscuro, ahora todo era diferente, había torres de servidores y conexiones finamente elaboradas pero había una estructura que apareció al momento que Sebastián se despertó.
Ray se acercó con cautela y observó un pequeño pedestal de acero, con un lector biométrico; usó su falsa identificación y este se conectó, era la red maestra de los androides del décimo tercer equipo de Élite.
Había una última memoria. El androide accedió y una pantalla holográfica apareció, reproduciendo una extraña escena y reviviendo aquel recuerdo mientras su Huésped reaccionaba ante los estímulos bióticos.
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El único ruido de los solitarios pasillos de aquella lejana base eran las pisadas desesperadas del guardia.
—Se han infiltrado —exclamaba la voz por el radiocomunicador. A pesar de la primitiva tecnología, habían logrado sobrevivir a varios impactos—. Debemos evacuar, ¡ahora!
El joven Capitán corría hacia el Comando Central. Buscaría a su líder.
Dentro, se encontraba un joven de espaldas, mayor a los seis lustros, con una armadura completa y cabello hasta la nuca, viendo hacia el enorme mar, con las manos sobre su espalda baja. Su reflejo mostraba su prominente mentón y ojos penetrantes.
—¡Mi General! —exclamó el Capitán—. La Federación ha penetrado el escudo espacial.
El General refunfuñó, era una pequeña molestia pero no importaba demasiado.