XXV | El Grito de Aquiles |

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| Música de Multimedia: Cry of Achilles - Alter Bridge |

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"Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero eso presupone que la raíz del duelo es finita".

Cassandra Clare—.

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 El BEER-tud, no estaba acostumbrado a dar servicio en horas nocturnas entre semana pero esto no impedía a Gamboa trabajar

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 El BEER-tud, no estaba acostumbrado a dar servicio en horas nocturnas entre semana pero esto no impedía a Gamboa trabajar. Con una sonrisa, Gamboa abrió una puerta secreta en la pared continua de las escaleras que daban a las habitaciones, les indicó a los Dioses que lo siguieran.

Alec fue el último en dejar la parte pública del bar familiar y tosió, yacía mucho tiempo que el sótano no estaba activo y quería saber cómo Gamboa había hecho las reparaciones.

—¿Vendrás? —preguntó la I.A. apareciendo a un lado del ruso, provocándole un susto—. Te has vuelto bastante miedoso.

El ruso rio por debajo y empujó a Gamboa.

—¿En serio los vas a dejar solos? —preguntó Dazhbog mientras bajaba las escaleras.

—Fuera del androide, que no me cae para nada bien —respondió Gamboa, sacando un trapo de sus bolsillos—. Todos tienen buenos signos y no irradian peligro. Creo que tienen buenas intenciones.

—Yo también lo espero...

Alec se detuvo en seco al ver la estancia.

Un enorme salón de color lino puro con líneas rectas en basalto y diversos cuadros de el espacio, mostrando constelaciones y planetas en todo su esplendor, todo en contraste con un elegante piso de nogal y en el centro, un enorme candelabro colgaba sobre una mesa circular de mármol con seis puestos en el centro de esta. A lo largo de las cuatro paredes, se podían ver otras dos puertas más y, enfrente de las escaleras, se encontraba una pequeña barra libre.

Los Dioses estaban anonadados con la decoración

—¿Te gusta? —preguntó Gamboa, pasando por delante de los seis individuos—. Lo hice respetando los colores antiguos pero quise darle otro enfoque, uno más elegante y refinado. No sé si lo logré siendo sincero.

—Es perfecto —musitó Alec, conteniendo una lágrima. Desde la muerte de Aquiles, el lugar no irradiaba vida—. Gracias, Gamboa...

El Androide sonrió y desapareció unos instantes, tan solo para colocarse detrás de la barra.

—¡Por favor siéntense! —rogó la I.A. colocando su trapo en su hombro—. ¡Coman, beban y rían! Que el BEER-tud es su casa.

 ¡Coman, beban y rían! Que el BEER-tud es su casa

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Dioses Decadentes: Leyenda I | *Corrigiendo* |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora