XXVI | La Balada de Mixcóatl |

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| Música de Multimedia: Madre, anoche en las trincheras - El Beso del Escorpión (Cover) |

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"Al final no recordaremos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos".

Martin Luther King—.

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 Emma retiró el cabello de su rostro, el alcohol seguía en su sistema y ahora le sonaba buena idea estar a lado de Sebastián, lo ayudaría para que pudiera recuperar su paz

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 Emma retiró el cabello de su rostro, el alcohol seguía en su sistema y ahora le sonaba buena idea estar a lado de Sebastián, lo ayudaría para que pudiera recuperar su paz. Lo observó de reojo, Mixcóatl miraba perdido a las estrellas.

—Sé que no vas a hablar sobre lo que te pasa —susurró la Diosa, llamando la atención de Sebastián—. Eres una persona de pocas palabras y muy analítica, además de que pareces no confiar plenamente en ninguno. —Hizo una pausa mientras comenzaba a jugar con una roca—. Pero todos tienen vidas difíciles y en mi caso, mi Identificador tiene otra historia...

—¿Cuál es? —preguntó Sebastián, metiendo sus manos en sus bolsillos—. Al parecer tu hermano contó todo...

—Él no sabe el trasfondo —respondió Artemisa, tirando el cigarro al piso y pisandolo con su bota—. Solo sabe lo que yo le cuento y es muy poco. No quiero que se meta en mis problemas. —Volvió a hacer una pequeña pausa y estiró su mano a su homólogo—. Si me cuentas tu historia, yo te cuento por qué todos me dicen "la diosa virgen", ¿trato?

Mixcóatl dudó por un segundo, ¿en verdad confiaría en alguien que depende de su hermano para todo? Ella esbozó una sonrisa fingida, cosa que lo hizo reír.

—Trato —estrechó la mano de Emma mientras asentía—. Tú primero.

—Nuestro padre nos maltrataba en nuestra infancia —declaró Emma, jugando con su pie y agachando la cabeza—. Y mucha gente creía que había pasado esa línea del abuso, "jugar", como todos decían.

—¿Él...?

—¿Eh? No, claro que no —negó la Diosa, levantando sus manos—. Afortunadamente él jamás rompió ese límite, lo agradezco, jamás fue un violador. —Volvió a hacer una pausa y giró, recargándose en su brazo derecho—. Cuando estaba en la Academia, recibimos la noticia de que nuestro padre ingresó al psiquiátrico, ahí nuestra Comandante a cargo reveló que él abusó de nosotros enfrente de mis compañeras.

»Aunque muchas decían que no, sabía que me juzgaban por la espalda. Me nombraron "la Diosa Virgen", porque ellas concluyeron que mi padre me violaba —chasqueó la lengua y suspiró. Esbozó una sonrisa y dejó caer su cabeza en la fachada—. Les callé la boca y ahora todos me conocen por el significado que Gabriel dijo.

Sebastián observó con detenimiento las expresiones de la Diosa, en busca de algo que le dijera que fuese una mentira. Sin éxito, Mixcóatl suspiró y observó nuevamente las estrellas. Decidió confiar en Emma.

Dioses Decadentes: Leyenda I | *Corrigiendo* |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora