Capítulo 8 - Tratado para la fundación de la ciudad emergente.

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Pasaron unos minutos mientras entrábamos a la tienda de campaña en donde el capitán Ajax organiza las labores y ordena los diferentes documentos que lleva.

Kali, el capitán, su verdadero segundo al mando y yo estábamos sentados en una rústica pero estable mesa redonda para máximo siete personas.

Me habían traído una taza de café y era bastante concentrado, el que no tuvieran azúcar para ponerle le hizo saber más amargo, justo como me gusta.

Dirigí mi mirada al segundo al mando del capitán. Tenía una armadura un poco similar al capitán, pero sin decoraciones y era más sencilla. Además de tener el emblema de Melthammer en su hombro derecho, también tenía un logo con una espada y un símbolo extraño, según el mismo hombre éste explicó que dicho símbolo era el símbolo de su arco noble.

—Muy bien capitán, ya estamos todos y he bebido el café, el cual me gustó bastante —exclamé. Ha pasado un minuto y nadie había hablado sobre ninguna cosa, se sentía antinatural para una reunión.— Con relación al tema de la expedición, conozco muy vagamente al respecto, ¿podría explicarme?

—Con gusto —respondió el capitán.— Hace varios meses antes de embarcarnos a estas tierras, la asamblea de las ciudades-estado dictaminó que, gracias a la inflación del Tiberio de Plata por parte de la disminución del metal usado en la moneda, los impuestos de trigo y lino debían aumentar para alcanzar el valor que poseían antes del problema. Esto llevó a que las tierras agrícolas de las ciudades no recibieran su debido periodo de reposo, fueron expuestas a fertilizantes experimentales y ahora el 60% de toda la tierra fértil en la capital y las ciudades principales murió.

Tomando un trago de agua en su jarra de madera, el capitán Ajax hizo señas al segundo al mando para que mostrara algo. Era un pergamino, el cual Ajax tomó y abrió solo para continuar explicando.

—Peor aún, debido a la creciente recesión económica y laboral, se decidió que las tierras aún fértiles sin uso deberían ser expropiadas y trabajadas solo por la servidumbre de la nobleza, haciendo a los aldeanos un mar de desempleados y forzándolos a iniciar expediciones para obtener tierras que laborar.

—Entonces solucionaron un problema con otro peor, para después volver a lo mismo pero a un nivel mayor —comenté inexpresivo.

—Como usted dice, la nobleza intentó estabilizar sus ganancias haciendo uso de la explotación civil y terminó entrando en esta crisis. El que nuestro grupo viniera fue debido a una orden de la capital del reino en la cual especifica que esta tierra es libre, fue monitoreada por vigías humanos y que es segura. ¡Segura y una mierda! —exclamó el capitán fúrico.

Es comprensible su enojo. Les roban sus tierras, los fuerzan a trabajar, les hacen buscar un nuevo medio de sustento y les hacen entrar mediante mentiras a la boca del demonio, vaya purga.

Por desgracia, no puedo ceder terreno a una raza que ni siquiera contribuye al bosque, sería como decirle a Madre que me vale una nuez lo que me pidió.

Como Madre me ha explicado, todos los seres que viven en este bosque se encargan de equilibrar el balance.

Los osos zileanos se encargan de expulsar y asesinar a los invasores, y cuando uno de ellos mata a un miembro del bosque es asesinado. Los trasgos se encargan de mantener el bosque y su área tanto limpia como sin riesgos de incendio o derrumbe. Como ellos, las diferentes razas se encargan de un trabajo en cuestión.

Si esto no me beneficiará, entonces no vale la pena...

¡Ah, espera!

¿Y si los hago iniciar una colonia acá y les cobro impuestos bajos de trigo, lino, minerales y misceláneos?

Quelícero - Reencarnado en otro mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora