Capítulo 26 - Pequeña dama, dulces y feromonas.

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Nicolet

15–04–7033 / Arbolada Ominosa de la Niebla Enrarecida.

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— ¡Vamos, mierda! No me digas que cederás ante una Elegía de Toumei. Rómpele sus piernas y has que sufra —gritaba Lirio mientras, frente a una bestia del triple de mi tamaño de aspecto imponente, me batía en duelo con una gran cantidad de pequeños esbirros invocados.

En este momento me encuentro batallando con un ser llamado Elegía de Toumei, para ponerlo simple, es como un humano con piel grisácea, de tres o cuatro metros, gordo, el cual viste un conjunto de mantos y ropajes a la vez que ostenta una armadura ligera de acero maldito, carga una maza con pinchos parecido a un lucero del alba, grita cada cierto tiempo y de sus gritos, del suelo se levantan pequeños espíritus vistiendo armaduras de tierra y armas de piedra en grandes cantidades.

En resumen, es una bestia que invoca más bestias.

Lo molesto, las puede invocar cada vez que logra gritar, lo cual recae en mi persona teniendo que arrasar con sus cuerpos cada cierta cantidad de segundos.

Mientras me preparaba para barrer el área de la gran cantidad de espíritus usando la nueva habilidad obtenida mediante el cultivo del Aria de Caliostro, el quinto versículo del Aria magistral: Destino de la sangre, derrame exteriorizado, comencé a hacer fluir la energía vital en mi cuerpo de tal forma que recorriera cada punto de reunión de energía al menos treinta veces cada segundo.

El versículo cinco del aria magistral es una habilidad en extremo beneficiosa a la hora de pelear contra multitudes de enemigos, siendo esta una de las pocas habilidades con un área de efecto relativamente pequeño y a la vez siendo la más fácil de controlar con un cultivo bajo del Aria de Caliostro.

Destino de la sangre, derrame exteriorizado se basa en la reunión de energía vital de las venas internas y la exteriorización de la misma, haciendo así que la energía vital tome forma en el plano físico y se convierta en un gran puño dorado con grabados celestiales capaces de impactar la tierra y hacerla resonar, haciendo viajar toda la energía vital recolectada de forma ofensiva hacia un área en específico.

Al terminar de reunir energía vital en mi cuerpo y tener la suficiente para usar el versículo cinco, liberé de mi garganta el sonido característico del versículo y comencé a entonarlo. Esta vez, era una sucesión de cantos en segunda baja cargados de magna imponencia y con mis sentimientos de furor. Las pequeñas bestias, junto a la Elegía de Toumei, no tuvieron otra opción más que encarar una muerte trágica siendo aplastados en la tierra con todos sus órganos apabullados en el suelo sin vida.

Como me encontraba bastante cerca de ellos, la sangre se esparció hasta llegar a mi cuerpo, por lo que toda mi ropa se llenó de la sangre y pedazos de tripas de la Elegía de Toumei, así como también de tierra y lodo del lugar.

Limpiándome lo que podía con agua y cambiando mis ropas con un conjunto nuevo de prendas negras que hice hace poco, tardé unos minutos antes de volver con Lirio para así finalizar el periodo de caza de hoy.

Siendo esta la bestia de clase estándar número ochenta y cuatro que he cazado desde que llegué al bosque, puedo decir gratamente que el nivel de dificultad ha descendido claramente desde que eliminé a las salamandras hace siete días. No mucho después tuve que lidiar con la furia de muchas otras bestias, obviamente, pero todo fue mucho más fácil de enfrentar debido a la cantidad de niveles que adquirí por las salamandras.

Sin estirar mucho el tema, en total he casado hasta ahora ciento cuarenta y un bestias de evolución secundaria, y ochenta y cuatro bestias de evolución clase estándar. La variedad de bestias que eliminé fue bastante amplia, pero creo que podría listarlos siendo... osos, pandas, conejos de dos metros, saltamontes gigantes, jabalíes superdesarrollados, artificios demoniacos, algunas especies de no muertos sin inteligencia, arañas gigantes, pequeños seres con apariencia gatuna que resultaron siendo un dolor de cabeza, un grupo de sujetos con apariencia de mastodonte de piel rojiza cargando cada uno con una alabarda y vistiendo armaduras de hierro negro brilloso, bicornios, una banshee la cual luego quiso seguirme debido a la potencia de mi canto pero pereció ante otras bestias, algo parecido a una urraca de tres metros y medio con plumas tan filosas como el diamante y que escupía carámbanos...

Quelícero - Reencarnado en otro mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora