|No Juilliard|
Narra Camila
"Bien hecho." Le animó Lucy a Dinah mientas daba pequeños aplausos silenciosos en la biblioteca escolar.
"¡Joder! Ha sido fácil." Reconoció orgullosa la polinesia, tomé asiento frente a ellas y las miré curiosa.
"Lucy me enseña español, el jueves tenemos una exposición con la señorita Gómez." Aclaró Dinah mientras cogía una hoja en sus manos.
"Así es, le he apuntado su discurso aquí." Señaló Lucy arrebatando la hoja de las manos de Dinah.
Quise echarle un vistazo pero la colombiana negó con su cabeza y la dejó fuera de mi alcance haciéndome fruncir el ceño.
"Ella lo leerá." Ánimo pasando la hoja a Dinah quien la tomó y aclaró su garganta.
"Mi nombre es Dinah Jane Milika Ilaisaane Hansen Amasio." Empezó a leer en español con una vaga dificultad. "Pero podéis llamarme Dinah manos grandes Hansen. Soy de California."
Leía y rápidamente miré a Lucy que mordía su labio inferior luchando por contener su risa, me hizo una señal de que hiciera silencio y preste atención a Dinah nuevamente.
"Mis manos y mis pechos son tan grandes como mi obsesión por Beyoncé." Recitaba y os juro que temía arrancar mis labios a causa de la fuerza con la que los mordía reprimiendo la salida de una carcajada.
"Mi mayor sueño es lograr el récord mundial como la mujer de manos más grande en el mundo, mis meñiques miden alrededor de diez centímetros, así que podéis haceros una idea de cuánto miden el resto de mis dedos."
Y no pude más, solté una estridente carcajada llamando la atención de todos en la biblioteca, Lucy no sé quedó muy atrás y rio hasta que las tres fuimos vergonzosamente echadas de la biblioteca. Dinah nos miraba con el ceño fruncido sin tener idea de aquel escándalo que acababa de presenciar.
"¿Estáis en drogas?" Averiguó pasmada guardando la arrugada hoja en el bolsillo trasero de su pantalón.
Cuando intente decirle lo que ocurría Lucy llevó velozmente su mano a mi boca evitando que le explique lo ocurrido a la polinesia.
"Vas a sacarte un diez de seguro." Avisó la colombiana con su mano presionada en mi boca, la mire con los ojos entrecerrados y ella sonrió ampliamente. "Hola." Murmuró con inocencia y yo rodé los ojos.
"Sois tan anormales." Bufó la rubia sujetando su libro de español.
"Hola perras." Clamó Verónica asustándonos, poso uno de sus brazos en mis hombros y el otro sobre los de Dinah.
"No seas ordinaria." Gruñó Lucy. "No grites, te oímos perfectamente." Reprendió la colombiana mientras liberaba mis labios de la presión de su mano. "Seguro te han censurado de la biblioteca"
Vero rodó los ojos y luego ladeó su cabeza con una mueca de confusión en su rostro.
"¡Joder! ¿Tenemos biblioteca?" Cuestionó la latina mirando a Dinah y a mí alternativamente.
"Sal de aquí." Se quejó la polinesia sacando el brazo de Vero de sus hombros.
"¿Cómo estáis mis queridas amigas?" Inquirió Verónica mientras empezábamos a andar.
"No te daré las respuestas de matemáticas." Dije en seguiday Vero fingió haber sido insultada.
La latina se dispuso a responder cuando el móvil de Dinah la interrumpió.
"Callad." Exigió la polinesia mientras atendía la llamada.
"Aquí la gran Dinah Jane ¿Y allá?" Contestó la llamada haciéndonos reír por su seriedad al decirlo. "Ajá, sí... cuenta conmigo." Fue todo lo que dijo para dar por terminada la llamada y guardar su móvil dentro de su bolso.