|Fiesta/No fiesta II: Justo Aquí |
Narra Camila
La casa de los Jauregui era extraordinariamente formidable, necesitaría un mapa para poder andar en ella pero ¿A quién engaño? ¿Acaso habéis visto los mapas en los centros comerciales? Nunca logro ubicarme.Encontrar la cocina me tomó al menos diez minutos ¡Santo cielo! ¿Por qué una familia de cinco personas tendría tantas habitaciones? Llevaba alrededor de una hora preparando algo de cenar, Lauren seguía dormida en su dormitorio.
Eché un vistazo al reloj en la pared mientras seguía sentada frente al gran horno, mi mayor temor era moverme y que mágicamente mi pastel de carne se quemara «aunque le faltase alrededor de quince minutos más de cocción» Suspiré con resignación y caminé hasta el mesón para picar las patatas.
Extendí aceite en una sartén y empecé a freír las patatas una vez terminé de pelarlas y picarlas, no me tomó más de quince minutos terminar con los tubérculos para luego apagar el horno.
Mordí mi labio algo insegura, no sabía si este menú sería del gusto de la ojiverde, así que revise en la despensa y cogí una bolsa de sándwiches, preparé dos para cada una; tomate, lechuga y un par de tajadas de jamón fue todo lo que utilicé, ahora solo faltaba la bebida.
Cogí una de las botellas de vino que estaban en la estantería y medité unos segundos; la bebida que quería preparar era bastante común en Inglaterra durante el invierno y más en fechas navideñas porque se sirve caliente. El problema estaba en que se subía con facilidad a la cabeza ¿Imagináis que Lauren se embriague y lleguen sus padres? Bufé.
“Vale, quizás si preparo solo un poco.” Susurré para mí misma descorchando la botella y vaciando un poco dentro de una olla, no quería achispar a la ojiverde pero el vino era algo común de donde venía.
Una hora después tenía las bebidas listas, añadí té y chocolate caliente para los sándwiches y empecé a organizar todo en una bandeja.
“¡Joder huele increíble!” La voz de Lauren llenó la cocina haciéndome girar sobre mis talones para observarla. “Hola amor.” Susurró con su voz ronca de recién levantada, rodeó mi cuerpo en un abrazo y beso mis labios.
“¡Lern acabas de arruinar mi sorpresa!” Dije en un pequeño berrinche haciendo un puchero.
Ella sonrió y contempló la bandeja para luego romper el abrazo.
“Vale, borra esto de tu mente... nunca baje.” Musitó caminando en reversa. “Subiré y fingiré dormir... luego tú vas me despiertas y mi reacción será sorpresa pura ¿Vale?” Planificó y yo asentí sacudiendo mis manos para que se fuera.
Esperé alrededor de cinco minutos para ir tras la ojiverde, y tal como lo había dicho ella fingió estar dormida, aunque su cara de sorpresa... bueno, al menos lo intentó.
Estábamos en el mirador de su habitación cenando, la noche era fría tras la intensa lluvia del día, el olor a tierra mojada mezclado con el de la lluvia me fascinaba.
“¿Vino caliente?” Curioseó con la copa en su mano removiendo en círculos el contenido.
“Si, bueno...” Cogí mi copa. “Lo llamamos Mulled Wine.” Levantó su ceja con inquisición, me acerqué un poco más a ella y cogí un pequeño plato donde había rodajas de limón y naranjas. “¿Cuál te apetece?” Consulté señalando el plato.
“Sorpréndeme.” Jugueteó antes de comer el último pedazo de pastel de carne.
Asentí y me decidí por usar el limón, eché una rueda dentro de su copa y luego un fragmento de canela, su cara fue un poema, especialmente cuando le indiqué que contenía miel.