|Alegría, Final|
Narra OmniscienteEl camino en el taxi fue silencioso. La inglesa moría por saber que trama la chica sentada junto a ella así que, para distraerse llamó a casa del señor Soo para averiguar cómo estaba Sofía, la menor de los Cabello se quedaría hasta el final del verano en Manchester.
Lauren jugueteaba con los dedos de Camila mientras la contemplaba de soslayo. Aquel vestido veraniego le sentaba de maravilla, el amarillo hacia un perfecto contraste con la piel bronceada.
“Llegamos anunció.” El chofer aparcando a un costado de la calle.
Camila miró el edificio y supo al instante que se trataba del nuevo hogar de Lauren. La mayor pagó al hombre y ambas descendieron del auto.
“¿Estás segura de esto?” No pudo evitar preguntar Camila, el miedo la inundó tan repentinamente que casi tembló, ella no era capaz de apartar a la ojiverde de su familia. “Esto...” Hizo un gesto hacia el edificio. “Es un paso descomunal Lern.”
“Es un paso que debo y quiero dar.” Alegó la pelinegra. “Especialmente si tú estás sujetando mí mano.” Agregó mirándola con intensidad.
Sus miradas coincidieron y Lauren sonrió con nerviosismo, aquello había sido una confesión. No había formulado una pregunta directa pero deja entre ver lo que deseaba.
“Ven.” Lauren haló de su mano suavemente para entrar a la edificación.
La menor se frotó la frente guerreando por aquietarse, estaba a punto de gritar de felicidad en medio del corredor.
Lauren se detuvo frente a la puerta 205 y buscó las llaves en sus bolsillos, abrió la puerta y ambas ingresaron. Se apresuró en encender las luces dejando a la vista el lugar.
El espacio era similar al apartamento de Camila, no habían muchas cosas en el aún, solo lo indispensable para que Lauren se instalara. La inglesa miró los portarretratos distribuidos ordenadamente sobre la chimenea y la mesa de cristal en medio de la sala, se distrajo tanto con las fotografías que no reparó cuando Lauren se ausentó.
Camila reconoció al instante una fotografía de ella junto a Christopher en el hospital, recordaba muy bien ese día... sonrió ante la memoria y pasó a la siguiente; eran ellas dos rozando sus narices y los mofletes cargados de aire.
“Me gusta esa foto.” Admitió la ojiverde asustando a la menor. “¿Agua?” Inquirió ofreciéndole el vaso de cristal y Camila lo tomó.
Lauren se dejó caer en el sofá y estiró su mano para que la inglesa la retuviera, una vez enganchada a ella la atrajo hasta sentarla sobre su regazo.
“Ahora que estamos solas supongo que puedo hablar con tranquilidad.”
“Déjame y apago el móvil.” Mencionó conociendo lo inoportunas que son sus amigas. “Taraaa.” Canturreó Camila dejándolo sobre la mesa junto al vaso.
“Vale...” Se rascó el cuello. “Anoche cuando llegamos aquí quería hacerte saber que nada me haría la chica más feliz que saber que quieres acompañarme en este nuevo comienzo...” Camila acarició las mejillas de Lauren con cariño. “Tú y yo... ya sabes, como novias.” Completó con nervios.
“Tú y yo...” Camila ladeó la cabeza.
“Sí.” La ojiverde se llevó la uña de su pulgar a la boca.
“Novias...” Camila inclinó la cabeza al lado contrario.
“Si.” Se retuvo el labio inferior entre sus dientes. “Si quieres.”