| Guerra |
Narra Camila
Jueves
"¡Diablos!" Susurré por lo bajo al ver la hora en mi móvil.
Llegué hasta mi casillero y empecé a dejar rápidamente mis libros.
"¡Mila!" Llamó Dinah mientras apoyaba su espalda al casillero junto al mío. "Traigo un chiste para ti." Señaló.
Desvíe mi mirada del interior de mi taquilla y la miré haciéndole un gesto para que lo soltara.
"Había una vez un niño tan feo, pero tan feo... que cuando nació la mamá preguntó al doctor '¿Qué es?'..." Contaba poniendo una voz graciosa. "y él le respondió 'Si no pide una banana en cinco minutos, es niño'...". Recitó para luego estallar en una ruidosa carcajada seguida por la mía.
Lo admito he reído un montón, es bueno... realmente bueno.
"Si..." Trataba de hablar. "Si vas a usarlo en tu trabajo dame el crédito ¿Vale?" Indicó torpemente mientras su respiración se estabilizaba y secaba un par de lágrimas causadas por la risa.
Nada como llorar de Alegría.
"No puedo hacer eso Di." Negué aun entre risas. "No puedo contarle eso a un niño delante de sus padres." Le expliqué más calmada aun sintiendo mi estómago doler por el repentino ataque de risas.
"¡Joder!" Exclamó derrotada con un puchero en sus labios, mientras nos disponíamos a caminar. "¿Qué es lo peor que puede pasar?" Examinó con inocencia fingida.
"Que no lo comprenda, o quizás algún trauma." Empecé a enumerar con mis dedos a medida que salíamos del instituto. "Que sus padres se molesten o quizás pierda mi empleo." Señalé y ella asintió en señal de comprensión.
"¡Hey!" Saludó Lucy quien estaba con Ally en el estacionamiento de la High. "Ya nos vamos." Señaló sonriente. "Yo la llevaré." Indicó agitando las llaves del auto cerca de mi rostro.
"Sí chicas, mi novio Troy no pudo venir por mí, pero Lucy se ofreció a llevarme, ya que vivimos cerca." Explicó Ally abrazando a Lucia que asentía a las palabras de la rubia.
Nos despedimos de las chicas, y Dinah se ofreció a llevarme hasta la feria, ya que me tocaba trabajar... sin embargo tuve que negarme ya que su casa estaba al otro lado de la ciudad, le tomaría un largo tiempo regresar, aun así insistió en acercarme a la estación del metro más cercana.
El auto de Dinah era como todos los que podían apreciarse en el estacionamiento de la Regis School... un hermoso auto de lujo, lamento no contaros muchos detalles pero mis conocimientos en cuanto a marcas y modelos de auto es nulo.
Conversamos durante todo el camino, ella colocó a Beyoncé en la radio y casi me tira del auto en movimiento cuando le dije que no me gustaba Beyoncé, desde ese momento enumeró las razones por las cuales la estrella musical era perfecta, recuerdo haber perdido la cuenta en la razón número 47.
No me malinterpretéis, no es que no me simpatice la música de la interprete, es solo qué, nunca había tenido la oportunidad de apreciarla, en Inglaterra las estaciones radiales son dominadas por ritmos como el rock alternativo o el indie.
Pero en solo veinticinco minutos dentro del coche de Dinah y de haberla escuchado adorar a la cantautora, sin duda a partir de ahora la tendré en cuenta dentro de mi repertorio musical.
Era jueves de magia...
Y ahí estaba yo, dentro de un pequeño depósito que usábamos como camerino, bastante sucio y destrozado... era algo así como si el joven Axl Rose y un malhumorado Oliver Sykess hubiesen compartido habitación.