|Besar|
Narra Omnisciente
“Hola.” Saludó con una sonrisa ladeada Camila, Lauren levantó la vista y automáticamente sonrió con amplitud; sus ojos achicándose y sus dientes blancos saliendo a relucir. “Traje esto para ti.” La morena dejó en medio de la mesa una pequeña caja transparente que permitía visualizar una muy provocativa rosquilla de chocolate.
La chica mayor jadeó ante aquel manjar, su boca volviéndose agua en segundos.
“Estoy amándote mucho más de lo que ya lo hacía, gracias Camz.” Dijo destapando su regalo y sacando la donus, gimió con gusto apenas sintió el delicioso sabor en su boca, finalmente comiendo un verdadero postre más allá del simple yogurt insípido que suelen darles en el centro de rehabilitación durante el desayuno.
Camila volvió a sonreír ante la emoción de la pelinegra, le gustó verla disfrutar de algo tan simple como una rosquilla.
“¡Mierda!” Exclamó la ojiverde limpiando la comisura de sus labios. “Lamento no ofrecerte, pensaras que soy una cerda hambrienta y mal educada.” Suspiró con vergüenza.
Camila sacudió su cabeza en negación. “La traje para ti, ya me comí la mía en el camino.” Restó importancia ante la preocupación de la más alta.
Lauren sonrió y tomó un sorbo de su botella de agua, sus ojos verdes nunca abandonando la presencia de la niña de ojos marrones. Lauren la encontró increíblemente preciosa con aquel overol de mezclilla, la camiseta blanca de mangas largas y aquel choker negro en su cuello la hacían lucir tierna y condenadamente sexy a la vez.
La ojiverde detalló un pequeño dije en forma de luna colgar del choker y sin poder evitarlo estiró su mano hasta tenerlo entre sus dedos, lo acarició lentamente y sonrió de lado para después mirar a Camila.
“¿Te ha gustado la rosquilla?” Consultó sintiéndose torpe por realizar aquella pregunta.
Lauren soltó el dije y miró fijamente a la inglesa que se mordió el labio inferior ante la insistente mirada de la pelinegra.
“Quiero besarte.” Declaró consiguiendo que la más joven la mirase sin saber que decirle. “¿Me has escuchado?” Interpeló torciendo su cabeza hacia el lado derecho. “Porque realmente quiero besarte.”
Camila pestañeó consciente de cuan rojas debían estar sus pómulos, pasó las manos por su cabello y lo dejó sobre su hombro.
“Creo que debemos hablar...” Consiguió decir con un tono nervioso.
“Y yo creo que debemos besarnos...” Atacó la mayor sin dejar de mirarle.
“Lauren.” Murmuró.
“Ahora.” Recomendó la mayor.
“En serio, tenemos que hablar sobre... todo esto.” Insistió una vez más la menor tratando de omitir los deseos de la mayor y los suyos propios.
“Y yo en serio creo que tenemos que besarnos.” Volvió a repetir con determinación, pero entonces notó algo distinto en los ojos marrones que tanto había echado de menos y decidió ceder a la petición de la menor. “Vale, lo dejamos para después de hablar.” Indicó irguiéndose en la silla.
Camila se aclaró la garganta y apoyó sus codos en la mesa. “¿Qué tal te sientes?” Indagó con interés en conocer cómo se encontraba la ojiverde en aquel lugar.
Lauren descansó su espalda contra el espaldar de la silla. “Mal... Porque no puedo besarte.” Respondió con los labios apretados en una pequeña sonrisa.