|La chica mala|
Narra Omnisciente
"¿Así que te han suspendido el resto de la semana?" Husmeó Verónica acostada boca arriba en el diván de la sala de estar.
Lauren se contrajo de hombros restándole importancia al hecho de perderse el resto de las clases esa semana.
"Y fuera del baile." Agregó apagando el televisor, crispada de no encontrar nada atrayente n él, subió sus piernas a la pequeña mesa frente a ella y dio total atención a su amiga.
Verónica chasqueó su lengua y una mueca de pereza surgió en su rostro.
"No es como si te perdieras de mucho; disfraces, ponche adulterado, adolescentes cotilleando." Rezongó con innegable hastío.
Lauren inspiró insatisfecha, la sorpresa que estaba organizando para Camila se había arruinado completamente, además, la inglesa también había sido castigada el resto de la semana y eso incluía el baile.
Por más que la ojiverde había convencido a Bradley de aceptar su culpabilidad, la directiva castigó a ambas chicas con una suspensión que las mantendría fuera de la institución el resto de la semana y sin derecho de asistir al baile o participar en las actividades del mismo. No daban crédito a la violencia.
El castaño recibió la misma condena, con la advertencia de qué una visita más a la dirección y seria echado inmediatamente de la High.
Bradley tuvo que admitir su persuasión hacia Lucia y Camila, claro aquel acto de valentía no lo hacía por las buenas. Para ello, Lauren tuvo que sacar su mayor carta y ponerla sobre la mesa del castaño;
Flashback
"Seré directa Bradley... uno creó que está de más decir que lo que sea que hayamos tenido ha acabado el día de hoy." Mencionó pero el chico solo se encogió de hombros.
"Dos, creo que todos sabemos que has sido tú quien inició todo este lío por lo tanto espero que por primera vez en tu vida seas hombrecito y aceptes la responsabilidad."
"¿Por qué la defiendes tanto?" Enarcó una ceja. "No me digas que te la estás follando." Consultó receloso mpío llevando sus manos a las mejillas en una pose de sorpresa tan irónica como la de DeadPool.
Lauren se cruzó de brazos con alteración.
"Brad, sabes que odio cuando me interrumpes." Puso los ojos en blanco. "Y no, no me la estoy follando y si lo hiciera no es tu maldito problema." Le denotó con frialdad.
"Es eso o..." Se paró en seco y la miró con sus ojos como platos. "O estás enamorada de la payasa." Completó irguiéndose con intransigencia.
Con su mejor cara imperturbable amoldó su cabello y le respondió;
"No tengo porque darte explicaciones." Señaló descarriando su mirada.
Los ojos del inglés gritaban un efusivo «¡Eureka!» Aunque la ojiverde esquivase la pregunta él la conocía, sabía cómo funcionaba aquella chica, como pensaba, podía leer sus gestos.
"Escúchame bien idiota." Lo cogió por el cuello de su chaqueta al notar la sonrisa triunfante que aparecía en sus labios. "Vas a decirle a Cowell que todo ha sido tu culpa y únicamente tu jodida culpa ¿Vale?" Advirtió con sus ojos cargados de coraje.