15.
Alexandra suspiró, derrotada. No había forma que ese condenado ejercicio de álgebra le saliera.
Había estado toda la tarde del lunes enfocada en la tarea de matemática que tenía atrasada debido al mes que había pasado lejos de la escuela. También tenía tareas pendientes de Francés, Historia Universal, Física, Biología e incluso Artes, pero la matemáticas era lo único que le gustaba lo suficiente como para dedicarle unas horas al día. O varias horas.
La verdad era que Alexandra se aburría. Camila siempre había tenido una vida ocupada, llena de estudios y actividades que parecían absorberla incluso los fines de semana, pero eso nunca había molestado a Alexandra. Siempre había tenido a Lucas, Bianca e incluso Tomás para pasar el tiempo, charlar un rato por Whatsapp o simplemente rememorar alguna conversación interesante que hubieran tenido por la mañana, cuando se veían en la escuela. O su prima Marisa, quien solía arrastrarla a todos lados, aunque Alexandra no quisiera acompañarla ni la mitad de las veces.
Pero Camila seguía tan atareada como siempre, Marisa había encontrado nuevas amigas en la escuela a quienes arrastrar en sus locuras, ella llevaba meses sin hablarse con Tomás y ni siquiera era capaz de mirar a Lucas a la cara, habiéndolo elegido inconscientemente como blanco de toda la frustración que había acumulado desde el accidente.
Alexandra odiaba aburrirse porque eso le daba tiempo para pensar. Y el único pensamiento que ocupaba su vida desde hacía un mes atrás, era Bianca. Y cada vez que pensaba en Bianca, no podía más que estallar en lágrimas antes de sumergirse en un pozo de auto compasión que la hacía avergonzarse de sí misma.
Así que, para no aburrirse y mantener la mente ocupada, ese lunes había decidido hacer ejercicios de matemáticas. E iba bastante bien hasta que se encontró con ese ejercicio de álgebra que la estaba volviendo loca.
Frustrada por tener que borrar sus cálculos por séptima vez al no encontrar la solución que tenía que darle, arrojó el cuaderno contra la pared opuesta, ocasionando un ruido sordo que se extendió por toda la habitación.
Las lágrimas volvieron a llenar sus ojos, aunque ella se negó a dejarlas caer esta vez.
Se sentía tan impotente, tan furiosa, tan incompetente todo el tiempo. Las manos le temblaban cada vez que debía subirse a un auto y sentía como si fuera a romperse en mil pedazos a la menor oportunidad. Se desquitaba con su familia, que no se lo merecía, y con todos aquellos que intentaban consolarla. Se sentía perdida y enferma. Y sentirse así la enfurecía aún más, llegando incluso a odiarse a sí misma por ser tan débil.
La psicóloga decía que era normal sentirse así luego de una tragedia, pero para ella no había nada de normal en eso. Porque se suponía que con cada día que pasara se sentiría mejor, más alegre y liviana, mientras que lo único que le sucedía era que cada día se le antojaba peor que el anterior. Como que a cada momento que pasara, el accidente se hiciera más real para ella, haciéndola perder las esperanzas de que se encontrara sumergida en una interminable pesadilla.
Todos creían que había enloquecido, pero ninguno de ellos comprendía qué era por lo que estaba pasando. La psicóloga no entendía nada. Sus padres no entendían nada. Ni siquiera Camila podía comprenderla de todo. Bianca era su mejor amiga, casi su hermana. Había sido la mitad de su mundo, una parte de ella misma que le habían arrebatado sin previo aviso. Una parte de ella por la que rogaba cada día con el cielo como único testigo poder tener de vuelta.
Porque Bianca no solo había muerto. Alexandra la había visto morir. Había visto el momento exacto en que la vida había escapado de sus vivaces ojos azules, y no había podido hacer nada para evitarlo. Ella hubiera dado su vida en lugar de Bianca sin siquiera dudarlo, lo había sabido desde siempre. Pero nadie le había dado la oportunidad de escoger, a ninguna de las dos.
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Las alas de un ángel
FantasyBianca ha muerto en un trágico accidente, pero no está gozando de las bendiciones del paraíso precisamente. Un muchacho que aparenta su edad y se hace llamar Gabriel, le dice que ha sido elegida para formar parte de los selectos ángeles guardianes...